Practicar taichi puede frenar la progresión de síntomas del párkinson

Practicar taichi puede frenar la progresión de síntomas del párkinson

26 octubre, 2023 0 Por dropharma_admin

El taichí es un tipo de ejercicio físico basado en las artes marciales que tiene su origen en China y al que se le atribuyen propiedades terapéuticas. Algunos estudios han encontrado evidencias de sus beneficios para la salud y, en concreto, para mejorar el equilibrio y la estabilidad en los adultos mayores, o incluso para aliviar el dolor en pacientes con fibromialgia y ayudarles a dormir mejor, como señalan desde los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH).

Un nuevo estudio que han llevado a cabo investigadores de Shangái (China) sugiere que la práctica continuada de taichí puede frenar la progresión de los síntomas del parkinson y retrasar también la necesidad de aumentar las dosis de medicación para tratar esta enfermedad neurodegenerativa, que se debe al deterioro de un tipo de células cerebrales encargadas de producir dopamina y que puede provocar alteraciones del movimiento o trastornos emocionales o psiquiátricos, entre otros.

Los participantes fueron divididos en dos grupos, uno de los cuales, formado por 143 personas realizaron un entrenamiento de este arte marcial, mientras que otras 187 personas actuaron como grupo control y no lo practicaron. Todos ellos fueron evaluados al inicio del estudio y en noviembre de 2019, octubre de 2020 y junio ​​de 2021. Los resultados se han publicado en Journal of Neurology Neurosurgery & Psychiatry.

Los investigadores comprobaron que el entrenamiento de taichí redujo los cambios en el deterioro de la Escala Unificada de Calificación de la Enfermedad de Parkinson que se producían durante un año y retrasó la necesidad de aumentar las terapias antiparkinsonianas. De hecho, el aumento anual en la dosis diaria equivalente de levodopa fue significativamente menor en el grupo de pacientes que practicó taichí, que además experimentaron mejoras en síntomas motores, síntomas no motores y en complicaciones asociadas.

Otro importante hallazgo fue que la función cognitiva se deterioró más lentamente en el grupo de taichí, al igual que otros síntomas no relacionados con el movimiento, y que en estas personas también mejoraron el sueño y la calidad de vida. Además, también tuvieron menos complicaciones en comparación con los pacientes que no hicieron taichí: 1,4% presentó discinesia frente al 7,5% del otro grupo; ninguno sufrió distonía, frente al 1,6%, ni alucinaciones, frente a algo más del 2%. Solo el 3% desarrolló deterioro cognitivo leve, frente al 10%, y un 7% presentó síndrome de piernas inquietas, frente al 15,5%.

Al tratarse de un estudio observacional no se ha podido establecer una relación causa y efecto. Además, el grupo de pacientes no era muy numeroso, pero los autores han afirmado en su artículo que “el entrenamiento de taichí tiene un efecto beneficioso a largo plazo sobre la enfermedad de Parkinson, con una mejora de los síntomas motores y no motores y una reducción de las complicaciones”.

osé Luis Lanciego, Investigador Senior del Programa de Terapia Génica en Enfermedades Neurodegenerativas en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA), Universidad de Navarra, que no ha participado en el estudio, ha señalado que, “aunque en la enfermedad de Parkinson el síntoma más llamativo es el temblor, en realidad el aspecto más debilitante es la rigidez”, según indica la mayoría de los pacientes cuando se evalúa su calidad de vida. Por ello, añade el experto en declaraciones a SMC España, “habitualmente los pacientes experimentan un notable alivio sintomático con intervenciones de fisioterapia y, de hecho, este tipo de programas se encuentran habitualmente disponibles en las asociaciones de pacientes que forman parte de la Federación Española de Párkinson”.

Según Lanciego: “Esta contribución científica demuestra que el entrenamiento sostenido de taichí consigue una notable mejoría sintomática, sostenida en el tiempo y es destacable que los pacientes que se ejercitaron con taichí demostraron una progresión más lenta de la enfermedad, especialmente en aspectos como la sintomatología global, el movimiento y el balanceo”.

“Además, otro aspecto derivado de una progresión más lenta de la enfermedad es una menor necesidad de incrementar la medicación antiparkinsoniana con el tiempo y un menor deterioro cognitivo. Finalmente, también se observó una mejoría significativa en síntomas no motores tales como calidad de sueño y calidad de vida, todo ello conjuntamente con una menor incidencia de complicaciones colaterales (derivadas tanto de la progresión de la enfermedad, como de la medicación a recibir)”, concluye.