Intolerancia a la sacarosa

Intolerancia a la sacarosa

8 febrero, 2024 0 Por dropharma_admin

la sacarosa es el azúcar común, azúcar blanquilla o azúcar de mesa. Este azúcar de rápida absorción debido a la breve longitud de su molécula, resulta de la combinación de dos monosacáridos, que los componentes más pequeños dentro del grupo de los hidratos de carbono, y son una molécula de glucosa y otra de fructosa. Al contener dos moléculas de sacáridos o azúcares, la sacarosa es un disacárido.

La intolerancia a la sacarosa consiste en una alteración que se produce a nivel digestivo, concretamente en la zona intestinal, debido a la ausencia o escasa presencia de la enzima o proteína encargada de separar las dos moléculas de la sacarosa y que se denomina ‘sacarasa’ o ‘sucrasa’. Sin la acción de esta enzima, la sacarosa no se puede digerir y, por tanto, absorber. Incapaz de atravesar la pared del intestino, las moléculas de sacarosa prosiguen su camino por hasta el intestino grueso hasta ser eliminadas por vía anal.

Es una patología propiamente digestiva que poco tiene que ver con la alergia alimentaria, ya que no se produce afectación inmunológica, una de las características definitorias de las reacciones alérgicas.

En ocasiones, se puede encontrar en los afectados una ausencia total de sucrasa, por lo que mínimas cantidades de sacarosa pueden desencadenar los síntomas de la intolerancia; pero algunas personas contienen mínimas cantidades de la enzima, por lo que toleran ciertas cantidades pequeñas de sacarosa que pueden ser digeridas. En estos casos, es importante descubrir el umbral límite de cantidad de sacarosa que estas personas pueden tomar hasta saturar los niveles de enzima. Cuando este nivel se supera es probable que la cantidad de sacarosa que queda sin digerir provoque la sintomatología.

Afortunadamente, la prevalencia de esta intolerancia es muy baja en el mundo en general, siendo algo más elevada entre los habitantes de Canadá y Groenlandia.En muchos casos, la intolerancia a la sacarosa va asociada al déficit de otras enzimas digestivas que digieren otros azúcares como la lactosa, azúcar de la leche o la fructosaazúcar de la fruta. En estos casos, la alteración afecta a los azúcares que no pueden ser digeridos con normalidad por la carencia enzimática.

Causas y síntomas de la intolerancia a la sacarosaLa causa de la intolerancia a la sacarosa es el déficit de la enzima que colabora en la digestión del azúcar: sucrasa, sacarasa o invertasa. Esta deficiencia tiene un origen genético y está presente desde el nacimiento. En algunas ocasiones, y cuando hay ya una cierta predisposición, esta carencia de sacarasa puede resultar desapercibida hasta edades donde el consumo de sacarosa sea mayor. En el caso de los bebés, en el momento en que se introducen las frutas o fórmulas infantiles con adicción de azúcar suele ser cuando se ocasionan los síntomas y se descubre la intolerancia.

Asimismo, algunos niños pueden ir tolerando cantidades mayores de sacarosa a lo largo de los años y lo que comienza siendo un serio problema de digestión, puede ir derivando en alteraciones menores.

Síntomas y complicaciones de la intolerancia a la sacarosa

Los síntomas de la intolerancia a la sacarosa son principalmente de tipo gástrico o intestinal con dolor abdominal, distensión gástrica, malestar o procesos diarreicos. Si el problema no se trata y los síntomas continúan de manera más o menos de horma crónica, el estado nutricional puede verse afectado por la pérdida de micronutrientes debido a la diarrea.Del mismo modo, también podría desencadenarse una deshidratación si no se compensan las pérdidas de líquidos. Todo este proceso podría suponer un retraso en el crecimiento y desarrollo de los niños, así como el cansancio generalizado con presencia de anemia o diversos déficits nutricionales en personas adultas.El primer paso básico y fundamental para el tratamiento debe ser el diagnóstico temprano. Así, cuanto antes se sepa si se padece la intolerancia, antes se puede iniciar el tratamiento y minimizar las consecuencias de este problema.

Tratamiento de la intolerancia a la sacarosaEl tratamiento de la intolerancia a la sacarosa se fundamenta en el control de la dieta, evitando los alimentos que contienen sacarosa para así impedir su acumulación sin digerir en intestino. Este control deberá ser más exhaustivo cuanto menor sea el umbral de tolerancia de sacarosa que tenga la persona. Esto supone un trabajo importante, ya que la sacarosa no se encuentra únicamente en el azúcar de mesa como tal. El uso de sacarosa en alimentación está muy diversificado, ya que se utiliza en multitud de productos, por lo que requiere un nivel de vigilancia constante.

Alimentos con sacarosa a evitar

Por grupos de alimentos, estos son algunos de los que mayor contenido en sacarosa poseen.

  • Algunas frutas contienen cantidades nada desdeñables de sacarosa, como el mango, piña, melocotón, albaricoque, nectarina, higo. También algunas frutas secas como dátiles.
  • Dentro de las hortalizas la zanahoria, remolacha, repollo y tomate son algunas de las más ricas en este disacárido.
  • Legumbres: los guisantes contienen bastante sacarosa.
  • Bebidas azucaradas: refrescos comerciales carbonatados y azucarados, zumos de frutas con adición de azúcar.
  • Lácteos azucarados: leche condensada, yogur azucarado y otros postres lácteos dulces.
  • Bollería, pastelería, repostería, galletas.
  • Chocolate con adición de azúcar, mermelada, confitura, helado, caramelo.
  • Chucherías, golosinas, dulces varios.
  • Maíz dulce, cereales azucarados.

Tras el diagnóstico de la intolerancia a la sacarosa, las siguientes semanas la persona afectada debería ir probando su tolerancia ante este disacárido. Inicialmente, tomando mínimas cantidades de sacarosa contenidas en alimentos y, si no aparece sintomatología, aumentando de manera gradual y suave la ingesta. En el caso de que aparezcan los síntomas digestivos, reducir la sacarosa de la dieta de nuevo hasta normalizar la situación.

Asimismo, es conveniente ir probando, de vez en cuando, nuevamente la tolerancia, ya que esta se puede ir modificando a lo largo del tiempo.