Enfermedad de Crohn

Enfermedad de Crohn

7 enero, 2021 0 Por dropharma_admin

La enfermedad de Crohn es un trastorno intestinal de tipo autoinmune que suele diagnosticarse antes de los 30 años. Aunque no se conocen sus causas, sí los fármacos, alimentos y hábitos que te ayudarán a controlar sus molestias.

Qué es la enfermedad de Crohn?

La enfermedad de Crohn es un tipo de enfermedad inflamatoria intestinal (EII) que puede afectar a cualquier porción del tubo digestivo, desde la boca hasta el ano, siendo lo más frecuente la afectación del último segmento del intestino delgado, el íleon. Su causa es desconocida aunque se postulan teorías sobre un origen autoinmunitario en individuos con cierta predisposición genética y con participación de otros factores ambientales.

Las manifestaciones más constantes en los pacientes con Crohn serán el dolor abdominal y la diarrea. Su asociación genética es más bien poligénica, no sigue un patrón de herencia simple.

La enfermedad es crónica, pero alterna períodos de brote con otros de inactividad y cada paciente la desarrolla de una forma diferente; hay personas con síntomas graves con agudizaciones frecuentes, y otras personas que tienen largos períodos sin síntomas incluso sin tratamiento. La mayoría de los pacientes consiguen una calidad de vida casi normal la mayor parte del tiempo.

Dentro de la enfermedad inflamatoria intestinal, la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa comparten buena parte de sus síntomas, pero presentan rasgos que las hacen claramente dos entidades distintas.

El desarrollo de nuevas terapias biológicas en los últimos años ha contribuido a una mejora de la calidad de vida de estos pacientes.

A quién afecta la Enfermedad de Crohn

Esta enfermedad es más frecuente en países del norte de Europa, Canadá y EE.UU., mientras que en los países del sur de Europa, Asia y África hay menos afectados; en España hay 8 casos por cada 100.000 habitantes. Su incidencia varía según las regiones, considerándose en la actualidad que en algunas zonas existen 300 personas por 100.000 habitantes con algún tipo de enfermedad inflamatoria intestinal. Aunque se reconoce más frecuente en países desarrollados, la aparición de casos en regiones en desarrollo también va en aumento. 

Puede ocurrir con la misma frecuencia en hombres y mujeres, y suele diagnosticarse entre los 20 y los 30 años, aunque algunas veces se diagnostica en niños, incluso en bebés menores de un año. En países donde su prevalencia es alta, la incidencia en niños es mayor. Parece existir otro pico de incidencia entre los 55-60 años, aunque menos importante.

Causas de la enfermedad de Crohn

Las causas de la enfermedad de Crohn son desconocidas y ninguna teoría es definitiva. La influencia genética es muy importante y aproximadamente el 20% de los enfermos tienen familiares afectados por este trastorno; se puede decir que el factor de riesgo más importante para desarrollar una enfermedad inflamatoria intestinal es tener un familiar que padece la enfermedad. Se han determinado al menos tres mutaciones del gen NOD2/CARD15, que es especifico para la enfermedad de Crohn, y que determina una respuesta alterada a las bacterias de lo que se denomina la microbiota intestinal (la gran variedad de especies bacterianas que habitan en el intestino).

Las personas afectadas tienen un sistema inmunitario que reacciona de forma exagerada ante virus o bacterias que llegan al intestino, provocando la reacción inflamatoria de todo el grosor de las paredes intestinales, donde se forman cicatrices. Lo que todavía no se ha identificado es si alguna especie de microorganismo está más directamente implicado que otro.

Por otro lado, se ha demostrado que el tabaco aumenta el riesgo de desarrollar enfermedad de Crohn, y que además empeora la evolución de la enfermedad si se continúa fumando. De hecho en algunos hermanos con enfermedad inflamatoria intestinal, se da la curiosa circunstancia de que el fumador presenta enfermedad de Crohn y el no fumador colitis ulcerosa.

Otros factores que influyen negativamente sobre la enfermedad son el estrés diario y los sucesos vitales importantes como la pérdida de un ser querido, un divorcio, o conflictos interpersonales, más en la actividad de la enfermedad que en su aparición.

Diagnóstico de la enfermedad de Crohn

Tras recoger los datos clínicos y explorar al paciente, el médico recomendará diferentes pruebas, que estarán indicadas según el área que se sospeche afectada. Aunque muchas veces sean aparatosas o incómodas, las pruebas objetivas son imprescindibles para diagnosticar la enfermedad de Crohn, descartar otras posibles causas, y conocer la extensión y la actividad de la enfermedad en cada persona y en cada momento.

En cualquier caso, se realizará una analítica sanguínea para detectar posibles alteraciones en la sangre y metabolismo (anemia, déficit de minerales…). La analítica también sirve para valorar la actividad de la enfermedad; así, en los períodos de enfermedad activa, podemos ver alteraciones propias de cualquier proceso inflamatorio: mayor número de plaquetas y glóbulos blancos, aumento de la proteína C reactiva y de la velocidad de sedimentación globular. Es frecuente encontrar anticuerpos anti-Sacharomyces positivos en sangre, siendo una característica útil para diferenciarlo de otras enfermedades intestinales inflamatorias como la colitis ulcerosa, sobre todo en aquellos casos en los que la biopsia no sea definitiva en sus conclusiones.

Dentro de los análisis de sangre es recomendable valorar la posibilidad de infección por virus de la hepatitis B y C (pues existe mayor incidencia en esta enfermedad) y la prueba del Mantoux (tuberculosis) antes de iniciar tratamientos inmunosupresores. Se deben recoger muestras de coprocultivo para Clostridium difficile en brotes agudos de la enfermedad.

Las pruebas radiológicas son útiles para localizar las lesiones y valorar su intensidad. Para el intestino delgado se realiza un tránsito intestinal (se ingiere un contraste que dibuja la luz intestinal al hacer radiografías seriadas), que permite detectar la presencia de úlceras y zonas de obstrucción. La resonancia magnética tiene la ventaja de que puede detectar no solo zonas alteradas, sino también determinar en qué zonas hay inflamación activa mediante la inyección de contraste en sangre

Otro método para diferenciar tramos con inflamación activa de tramos con lesiones antiguas es la gammagrafía con leucocitos marcados con un isótopo radioactivo. La ecografía también permite evaluar con detalle la afectación de las capas de la pared intestinal; se debe realizar tras la administración de un enema que limpie el interior del intestino. Tanto la resonancia como la ecografía endoanal permiten valorar la presencia de abscesos o fístulas en la región perineal.

Para la afectación del intestino grueso el mejor método diagnóstico es la endoscopia, que permite al médico ver el estado de la mucosa de las paredes internas introduciendo un tubo iluminado a través del ano; además, este método permite tomar biopsias que se pueden analizar posteriormente. La alteración de la mucosa más frecuente en la enfermedad de Crohn son los cambios “en empedrado”, por la presencia de zonas ulceradas y zonas sanas.

Como alternativa y si no se hubiese alcanzado un tramo de intestino afectado, se puede recurrir desde hace algunos años a la cápsula endoscópica, que es una pequeña píldora similar a la que contiene fármacos, pero que porta un sistema de grabación por imágenes que envía a otro dispositivo que llevará el paciente durante las horas de la prueba. Esta cápsula permite recorrer todo el tubo digestivo e ir grabando imágenes durante todo el trayecto, pero no permite tomar muestras de tejido para biopsia.

Dieta para la enfermedad de Crohn

La dieta de un enfermo de Crohn debe ser equilibrada y completa, al igual que en las personas sanas, pero se debe hacer más hincapié, ya que el enfermo suele padecer falta de apetito y malabsorción. La dieta equilibrada consiste en obtener la mitad de las calorías diarias de los hidratos de carbono (almidón, fibra, azúcares…), y la otra mitad de proteínas (carne, pescado, huevo…) y grasas (pescado, carne, repostería…).

Es preferible hacer varias comidas al día y beber agua frecuentemente. Se deben evitar los alimentos picantes y los ricos en fibra, y tampoco hay que tomar bebidas con gas, cafeína, o que contengan alcohol.

Hábitos saludables para el paciente con enfermedad de Crohn

En primer lugar, la recomendación de dejar de fumar es prioritaria. La aparición de nuevos brotes y la velocidad de empeoramiento de la enfermedad se han demostrado claramente en pacientes que continúan fumando.

Por otro lado, el estado psicológico de los enfermos de Crohn es muy importante. Alteraciones de su estado emocional provocan agudizaciones de la enfermedad, y se ha demostrado que al disminuir la tensión emocional con reposo pueden remitir los brotes leves con tanta eficacia como con los fármacos mencionados.

A pesar de ser una enfermedad crónica, y en ocasiones grave, las personas afectadas pueden realizar actividades de la vida diaria con normalidad.