Depresión

Depresión

29 enero, 2021 0 Por dropharma_admin

Este trastorno afectivo es una forma de expresión de dolor que se manifiesta con síntomas psíquicos y somáticos, por lo que para el diagnóstico y tratamiento de la depresión es muy importante valorar el entorno del paciente.

La depresión es un trastorno del estado de ánimo, que se traduce en un estado de decaimiento y claudicación psicológica y biológica del paciente importante y continuado, y se manifiesta a través de síntomas psíquicos (pudiendo aparecer desinterés, tristeza, desmoralización, disminución de la autoestima…) y somáticos (pudiéndose presentar en forma de pérdida del apetito, disminución del peso corporal, astenia, alteraciones del sueño con periodos de insomnio y de somnolencia, etcétera).

A la hora de realizar un diagnóstico correctamente se ha descartar los episodios de tristeza pasajera o frustración, que se consideran como una reacción natural de la persona ante acontecimientos negativos como las situaciones de duelo por la pérdida de un ser querido u otras como divorcios o separaciones; aunque si se prolonga más allá de los seis meses o es tan importante que sea incapacitante puede desembocar en lo que clínicamente se conoce como una depresión mayor.

Cómo saber si sufres realmente una depresión

Se pueden presentar síntomas depresivos ante situaciones que conlleven un fuerte estrés, ya sea de tipo laboral, económico o de relaciones interpersonales, que irán remitiendo paulatinamente a partir de que desaparezca el desencadenante del estrés; es lo que se denomina trastorno adaptativo con estado de ánimo deprimido.

Igualmente hay que descartar las depresiones secundarias, que son aquellas que muestran síntomas depresivos pero que tienen su causa en problemas somáticos o están provocados por ciertos medicamentos.

Se trata de un problema muy frecuente, se estima que afecta a 300 millones de habitantes en todo el mundo, siendo, según la OMS, la primera causa de discapacidad mundial. Sólo en España se considera que la incidencia de trastornos depresivos es de un 5-9% de la población, aproximadamente 1,5 millones de personas, aunque al menos el 10-20% han padecido episodios depresivos en alguna etapa de su vida, en muchos casos nunca han sido diagnosticados ni tratados como tal.

Otro problema habitual en estos pacientes es que se calcula que la mitad de ellos abandona el tratamiento antes de los seis meses que recomiendan los expertos, lo que deriva en mayor número de recaídas y un aumento de las posibilidades de que el trastorno se vuelva crónico. Por otro lado, la depresión está asociada a un mayor riesgo de mortalidad. Un estudio realizado por investigadores del CIBERSAM concreta que las personas que padecen depresión en España tienen un 50% más riesgo de morir en los siguientes seis años, un incremento del riesgo que es hasta seis veces mayor en hombres jóvenes y de mediana edad con depresión.

Tipos de depresión

Los diferentes tipos de depresión se clasifican en función a los síntomas que muestra el paciente.

Grupo A

  • Duración no inferior a 2 semanas.
  • No atribuible al consumo de sustancias psicoactivas o a trastornos mentales orgánicos.
  • Humor depresivo no habitual en el paciente, constante durante todo el día y mantenido en el tiempo de forma casi constante. No varía con las circunstancias ambientales del sujeto, y persiste al menos durante 2 semanas.
  • Pérdida o ausencia de interés por actividades anteriormente placenteras.
  • Aumento de la capacidad de fatiga, o pérdida de la vitalidad habitual.

Grupo C

  • Pérdida de la autoestima y de la confianza en uno mismo. Sentimiento de inferioridad no justificado prolongado en el tiempo.
  • Auto-reproches constantes y desproporcionados con sentimiento de culpa excesiva e inadecuada.
  • Pensamientos de muerte o suicidio recurrentes, incluyendo tentativas.
  • Disminución de la capacidad de concentración y pensamiento. Suele acompañarse de falta de decisión.
  • Aparición de lentitud de las funciones motoras, o agitación.
  • Alteraciones del sueño.
  • Variaciones del peso corporal por descontrol alimentario (aumento o descenso marcado del apetito).

Grupo D

  • Presencia de síndrome somático, compuesto por alucinaciones, delirios, retardo psicomotor o estupor grave, concordantes o no con el estado anímico del paciente.

De acuerdo a estos criterios se puede clasificar el cuadro depresivo en:

Episodio depresivo leve

Presenta dos o tres síntomas del grupo B. Estos pacientes, por lo general, son capaces de continuar con sus actividades habituales con total normalidad.

Episodio depresivo moderado

El paciente presenta al menos dos síntomas del grupo B y un cierto número del grupo C, hasta conformar un mínimo de seis síntomas. Estos pacientes presentan dificultades manifiestas para el desarrollo de las actividades habituales.

Episodio depresivo grave

Presentan todos los síntomas del grupo B, unidos a varios del grupo C, hasta conformar un mínimo de ocho síntomas. Estos pacientes presentan una situación emocional marcadamente ligada a la angustia, especialmente con pérdida de autoestima y sentimientos intensos de culpa e inutilidad.

En estos episodios cobran relevancia los intentos de suicidio, asociados a la carga somática, principalmente en los pacientes de sexo masculino, por lo que estos pacientes deben ser controlados de forma constante e incluso, en determinados casos, se debe valorar la hospitalización del paciente. En esta fase pueden aparecer asociados síntomas del grupo D.

Causas de la depresión

Entre las principales causas de la depresión podemos encontrar tanto factores genéticos, fisiológicos, personales como ambientales:

Factores genéticos

La presencia de antecedentes de depresión en el ámbito familiar cercano (padres y hermanos) incrementa en un 25-30% la probabilidad de sufrir depresión. En diversos estudios se ha determinado que en los gemelos monocigóticos hay un 50% más de probabilidades de que uno de los hermanos padezca depresión en el caso de existir precedentes en el otro. Este porcentaje se reduce al 25% en el caso de gemelos dicigóticos.

Factores fisiológicos

La aparición y cronificación de la depresión se ha relacionado especialmente con un descenso de los niveles de serotonina a nivel de las uniones neuronales. Por este motivo, en el tratamiento de la depresión se emplea en ocasiones un grupo de fámacos, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, cuya función consiste precisamente en modificar los niveles de serotonina que se encuentran alterados en estos pacientes. Existe, además, un grupo de enfermedades estrechamente ligadas a la aparición de depresión, la mayoría de ellas relacionadas con alteraciones endocrinas:

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Factores personales

Se ha visto que existe un porcentaje significativamente mayor de depresión en mujeres que en hombres. La edad también es un factor influyente, y la franja comprendida entre los 35 y los 45 años es la de mayor incidencia de depresiones. El embarazo y el posparto son etapas vitales de la mujer con un mayor riesgo de aparición de depresión debido a las alteraciones hormonales sufridas.

Factores ambientales

Se consideran factores potenciadores de la aparición de este trastorno todos aquellos que son negativos para el sujeto (estrés, ansiedad, incapacidad de encauzar los problemas…) en cualquiera de sus ámbitos personales (laboral, familiar…), en especial si el sujeto se encuentra además en una situación de dependencia o consumo habitual de alcohol, tabaco, drogas, etcétera. Una situación de escasas o nulas relaciones interpersonales potencia especialmente estos factores

Síntomas y diagnóstico de la depresión

Son varios los síntomas que pueden presentarse durante la depresión, sabiendo que, cuantos más síntomas manifieste el paciente, y cuanto más graves sean, más difícil será la recuperación.

Existen diversos organismos que han establecido, en función de la presencia de determinados signos clínicos, distintos baremos de valoración y clasificación de la depresión. Los más usados a nivel clínico y de investigación son los reflejados en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) de la Asociación americana de Psiquiatría, y de la 10ª edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10). De acuerdo con la clasificación de la CIE-10 se emplea un listado compuesto por diez síntomas depresivos generales para su diagnóstico, y otro listado más amplio para la clasificación del episodio como leve, moderado o grave (con presencia o ausencia de síntomas psicóticos). De forma general, deben existir al menos dos de estos tres síntomas típicos de la depresión:

  • Ánimo o humor depresivo no habitual en el paciente, constante durante todo el día y mantenido en el tiempo de forma casi constante.
  • Pérdida o ausencia de interés por actividades anteriormente placenteras.
  • Aumento de la capacidad de fatiga, o pérdida de la vitalidad habitual.

Por regla general, y en base a determinadas escalas o cuestionarios a los que se somete a los pacientes, estos suelen referir síntomas relativos a un ánimo depresivo, con tristeza y desesperanza, sin interés por sus actividades habituales, con menor energía o ninguna para desenvolverse en su día a día. El sentimiento de culpabilidad también puede aparecen en algunos casos reactivos a determinadas situaciones que han originado el cuadro.

Desde el punto de vista orgánico, la persona con depresión se siente lenta en sus movimientos, a veces con dificultad para concentrarse, con una pérdida de apetito que puede generar trastornos de la alimentación, y con afectación en el descanso nocturno.

Y el dato crucial en la sintomatología del individuo depresivo suele ser la ideación suicida, es decir, la elaboración de un pensamiento con el que terminar con su vida, e incluso intentarlo. Hablar de esta idea no promueve el acto en sí, por lo que sus familiares o los médicos que aborden el problema no deben huir de esta pregunta. Es de vital importancia reconocer factores que puedan favorecer la idea de suicidio en la persona deprimida, tales como vivir solo, tener antecedentes familiares de suicidio, tener intentos previos, síntomas delirantes, etcétera.

Diagnóstico de la depresión

La CIE-10 establece que un episodio depresivo se diagnostica a través de los siguientes parámetros:

  • Estado de ánimo depresivo, de duración no inferior a dos semanas.
  • Situación no atribuible al empleo de sustancias psicoactivas o a la presencia de algún trastorno mental orgánico.
  • Presencia de síndrome somático: en otras clasificaciones se denominan “síntomas melancólicos” o “síntomas endogenomorfos”. Son:
    • Disminución o desaparición del interés y la capacidad de disfrute por las cosas que anteriormente resultaban placenteras.
    • Ausencia de respuestas emocionales ante eventos que, generalmente, suelen desencadenar reacciones.
    • Alteraciones del sueño: es especialmente frecuente la incapacidad de conciliar el sueño (insomnio de conciliación), la de mantenerlo durante más de dos horas consecutivas (insomnio de mantenimiento), o despertarse al menos dos horas antes de la hora prevista.
  • Empeoramiento progresivo durante el día del humor depresivo.
  • Aparición de lentitud en las funciones motoras o agitación.
  • Disminución marcada del apetito.
  • Disminución del peso corporal por descontrol alimentario (aumento o descenso marcado del apetito) de al menos un 5% en el último mes evaluado.
  • Disminución marcada o ausencia de apetito sexual.
  • Pérdida de la autoestima y de la confianza en uno mismo. Sentimiento de inferioridad no justificado prolongado en el tiempo.
  • Autoreproches constantes y desproporcionados con sentimiento de culpa excesiva e inadecuada.
  • Pensamientos de muerte o suicidio recurrentes, incluyendo tentativas.
  • Disminución de la capacidad de concentración y pensamiento. Suele acompañarse de falta de decisión.

En este sentido también es muy importante el papel de la familia a la hora de detectar los síntomas de la depresión.

Tratamiento psicoterápico de la depresión

Las terapias psicológicas más empleadas en el tratamiento de la depresión por su carácter específico son la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la psicoterapia interpersonal (TIP). 

La terapia cognitivo-conductual se ha mostrado tan efectiva como la psicoterapia interpersonal (más lenta en lograr los objetivos que la TCC y la farmacoterapia) y la terapia farmacológica, lo que la ha convertido en la terapia psicoterapéutica de elección en el abordaje de la depresión moderada, grave o resistente. 

La duración de la terapia variará en función del tipo de depresión diagnosticada, la situación personal del paciente y la evolución de este. En pacientes con depresión grave o crónica, si la terapia psicoterápica se asocia a tratamiento farmacológico la efectividad siempre será superior a cualquiera de estas terapias por separado. 

La terapia cognitivo-conductual, asociada al tratamiento de mantenimiento, contribuye a incrementar la efectividad del mismo para evitar la aparición de recidivas. Esto es especialmente beneficioso para aquellos pacientes con antecedentes de recaídas, o que presentan síntomas residuales, ya que son los que tienen un mayor riesgo de sufrir de nuevo episodios depresivos.

Otros tratamientos para la depresión

  • Autoayuda guiada: su objetivo es que los pacientes adquieran capacidades de autocontrol y manejo de la sintomatología de este trastorno. Se empelan tanto soportes bibliográficos, como materiales digitales. Aunque se ha demostrado buena efectividad en pacientes con depresión leve-moderada, no se conocen los efectos a largo plazo.
  • Ejercicio físico: está demostrada la capacidad del ejercicio físico para mejorar el bienestar personal, tanto físico como psíquico. En los pacientes con depresión leve-moderada, un programa de ejercicio de intensidad moderada, de 40-45 minutos, 2-3 veces a la semana, durante un periodo de 10 a 12 semanas, podría repercutir en una clara mejoría de la sintomatología depresiva.
  • Terapia electroconvulsiva (TEC): esta terapia consiste en provocar una crisis comicial generalizada (una convulsión), mediante la estimulación eléctrica del sistema nervioso central. A pesar de ser una terapia devaluada y denostada en sus inicios, actualmente se aplica bajo anestesia y miorelajación, y se considera efectiva en pacientes adultos con depresión grave o resistente.
  • Hierba de San Juan (Hypericum perforatum): sus propiedades antidepresivas han sido constatadas en numerosos estudios. Presenta interacciones con otros medicamentos y debe tomarse siempre bajo prescripción y supervisión de un profesional sanitario.