Un probiótico creado por el CSIC podría evitar y tratar la obesidad
20 mayo, 2021Investigadores del CSIC desarrollan un probiótico basado en una bacteria intestinal que es capaz de reducir el apetito y prevenir de forma eficaz las complicaciones metabólicas relacionadas con la obesidad, como la diabetes tipo 2.
Según los datos del Ministerio de Sanidad de España, más del 17% de los ciudadanos mayores de 18 tiene obesidad, un problema que fomenta la aparición de otras enfermedades. Ahora un grupo de investigadores del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (IATA), centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha creado un probiótico de nueva generación que podría ayudar a prevenir y tratar la obesidad.
Concretamente, este probiótico de nueva generación podría evitar las complicaciones metabólicas de la obesidad, todo ello gracias a que está basado en una bacteria aislada de la microbiota intestinal que personas delgadas, que se asocian a fenotipos metabólicos saludables.
El probiótico creado está basado en una bacteria de la microbiota intestinal de personas delgadas, asociadas a fenotipos metabólicos saludables
Los estudios realizados hasta ahora con este probiótico han tenido resultados prometedores pues tiene dos vías de acción frente a la obesidad, por un lado es capaz de reducir el apetito, y por otro regula las alteraciones inmunológicas asociadas a la obesidad, y que en ocasiones acaban provocando otras enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2 o los problemas cardiovasculares.Reduce la ingesta de energía, de peso y de grasa corporal
En estos ensayos preclínicos se ha demostrado que la administración de la bacteria reducía la ingesta de energía y hacía bajar de peso y grasa corporal de la persona. Además, también se encontraron mejoras en las alteraciones metabólicas de la obesidad, como la intolerancia a la glucosa, hiperglucemia, además de rebajar la inflamación intestinal y sistémica que conduce al desarrollo de patologías crónicas.
“Pensamos que esta bacteria puede tener mayor eficacia en comparación con otros productos existentes en el mercado por su múltiple modo de acción”, señala Yolanda Sanz, una de las investigadores del CSIC. De momento, se ha superado los seis meses de ejecución, por lo que se puede decir que la bacteria es segura en las producciones a escala de laboratorio.
La principal aplicación de este probiótico es la prevención y tratamiento de la obesidad y se pretende optimizar los procesos de producción antes de iniciar los ensayos en humanos previos a que se comercialice. Por ello, se ha elevado la producción a escala en los laboratorios y se ha seleccionado un sistema de microencapsulado para mejorar la estabilidad y vida útil de la bacteria.