Síndrome del intestino irritable
6 enero, 2020Colon irritable)
Por Stephanie M. Moleski
, MD, Sidney Kimmel Medical College at Thomas Jefferson University
El síndrome del intestino irritable es un trastorno del tubo digestivo que produce dolor abdominal recurrente y estreñimiento o diarrea.
- Los síntomas varían pero a menudo incluyen dolor en la zona baja del abdomen, hinchazón, flatulencia (gases) y estreñimiento o diarrea.
- Los síntomas del síndrome del intestino irritable pueden desencadenarse por distintas sustancias y factores emocionales.
- El médico suele diagnosticar el síndrome del intestino irritable basándose en los síntomas, pero hace pruebas para descartar otros problemas.
- El cambio de alimentación y los fármacos por lo general alivian los síntomas específicos.
El síndrome del intestino irritable afecta del 10 al 15% de la población general. Algunos estudios, aunque no todos, sugieren que las mujeres con este síndrome consultan con mayor frecuencia a un médico. El síndrome del intestino irritable es el trastorno más frecuente diagnosticado por los gastroenterólogos (los médicos especialistas en enfermedades del aparato digestivo) y es una causa frecuente de visita al médico de atención primaria.
El trastorno suele clasificarse como una afección funcional porque altera el funcionamiento de las actividades normales del organismo, como la motilidad intestinal, la sensibilidad de los nervios intestinales o el modo en que el cerebro controla algunas de estas funciones. Sin embargo, aunque el funcionamiento normal esté afectado, no hay anomalías estructurales que puedan ser detectadas mediante un endoscopio (un tubo flexible de visualización), radiografías, biopsias o análisis de sangre. Por lo tanto, el síndrome del intestino irritable se identifica por las características de los síntomas y, cuando se realizan, por los resultado normales de las pruebas.
Causas de síndrome del intestino irritable
La causa del síndrome del intestino irritable no está clara. En muchas personas con este trastorno, el sistema digestivo es especialmente sensible a una gran cantidad de estímulos. Las personas afectadas sienten malestar causado por gases intestinales o por contracciones que otras personas no encontrarían preocupantes. Aunque los cambios en la motilidad intestinal que se producen en el síndrome del intestino irritable parecen relacionados con contracciones intestinales anómalas, no todas las personas que padecen este trastorno tienen dichas contracciones, y en muchas de las personas que sí las tienen, las contracciones anómalas no siempre coinciden con síntomas. En algunas personas, los síntomas comienzan después de un episodio de gastroenteritis.
Los factores emocionales (por ejemplo estrés, ansiedad, depresión y miedo), la alimentación, los fármacos (incluidos los laxantes), las hormonas o las sustancias ligeramente irritantes pueden desencadenar o empeorar un episodio (brote o crisis) de síndrome del intestino irritable.
Para algunas personas, el desencadenante pueden ser las comidas hipercalóricas o las dietas con alto contenido en grasas.
Para otras personas, el trigo, los productos lácteos, las alubias, el chocolate, el café, el té, algunos edulcorantes artificiales, ciertas verduras (como espárragos o brócoli) o las frutas con hueso (como albaricoques) parecen agravar los síntomas. Estos alimentos contienen hidratos de carbono que se absorben mal en el intestino delgado. Las bacterias del intestino causan la fermentación de los hidratos de carbono, lo que provoca gases, hinchazón y cólicos. Dado que muchos productos alimenticios contienen varios ingredientes, resulta difícil identificar el factor precipitante específico.
Otras personas creen que comer muy deprisa o comer después de un periodo largo sin hacerlo estimulan las crisis. No obstante, la relación es inconsistente.
Las personas afectadas no siempre tienen síntomas después de un factor desencadenante habitual, y los síntomas aparecen a menudo sin que exista un desencadenante obvio. El modo en el que los factores precipitantes causan el síndrome no está claro.
Síntomas del intestino irritable
El síndrome del intestino irritable normalmente comienza entre la adolescencia y la edad de 30 años, y provoca episodios de síntomas que van y vienen en periodos irregulares. El inicio de los síntomas en fases más tardías de la vida adulta es menos frecuente, pero no raro. Las crisis casi siempre se producen mientras la persona está despierta, y es infrecuente que despierten a la persona afectada.
Los síntomas del síndrome del intestino irritable o colon irritable incluyen dolor abdominal relacionado o aliviado con la defecación, cambios en la frecuencia (tales como estreñimiento o diarrea) o consistencia de las deposiciones (sueltas o con grumos y duras), distensión abdominal, mucosidad en las heces y sensación de evacuación incompleta después de la defecación. El dolor puede producirse en brotes de dolor sordo y constante o como cólicos, por lo general en la parte baja del abdomen.
Otros síntomas posibles son hinchazón, gases, náuseas, dolor de cabeza, fatiga, depresión, ansiedad, dolores musculares y dificultad para concentrarse.
En general, el carácter y localización del dolor, los factores precipitantes y el patrón de deposiciones son relativamente constantes a lo largo del tiempo. No obstante, los síntomas aumentan o disminuyen en gravedad y cambian con el paso del tiempo.
Diagnóstico del síndrome del intestino irritable
- Valoración médica basada en los criterios de Roma
- Análisis y pruebas de diagnóstico por la imagen para detectar otros trastornos
La mayoría de las personas con síndrome del intestino irritable tienen un aspecto saludable. Los médicos basan el diagnóstico del síndrome del intestino irritable en las características de los síntomas de la persona y también utilizan criterios normalizados basados en los síntomas para el diagnóstico del síndrome del intestino irritable, denominados criterios de Roma. Asimismo, pueden hacer pruebas para diagnosticar las enfermedades comunes que pueden causar síntomas similares, especialmente en personas mayores de 40 años o con signos de alarma, tales como fiebre, pérdida de peso, sangrado rectal o vómitos.
Los médicos emplean los criterios de Roma para diagnosticar el síndrome del intestino irritable en personas que han sufrido dolor abdominal durante 1 día a la semana por lo menos en los últimos 3 meses junto con 2 o más de los síntomas siguientes:
- Dolor relacionado con la defecación.
- El dolor se asocia a un cambio en la frecuencia de las deposiciones (estreñimiento o diarrea).
- El dolor está asociado a un cambio en la consistencia de las heces.
La exploración física no suele revelar ninguna alteración salvo, en algunas ocasiones, hipersensibilidad a la palpación en la zona del intestino grueso. Los médicos practican un tacto rectal, en el cual introducen su dedo enguantado en el recto de la persona. Las mujeres se someten a un examen pélvico.
Los médicos suelen pedir algunas pruebas, por ejemplo, análisis de sangre y de heces para diferenciar el síndrome del intestino irritable de la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, el cáncer (especialmente en personas mayores de 40 años), la colitis colágena, la colitis linfocítica, la enfermedad celíaca y de muchos otros trastornos e infecciones que pueden causar dolor abdominal y cambios en el ritmo intestinal. Los resultados de tales pruebas suelen ser normales en personas con síndrome del intestino irritable.
Se suelen hacer más pruebas, como una ecografía del abdomen, radiografías de los intestinos o una colonoscopia, en las personas de edad avanzada y en las que tienen síntomas inusuales para el síndrome del intestino irritable, tales como fiebre, heces con sangre, pérdida de peso y vómitos. Asimismo, se puede hacer una prueba para descartar la intolerancia a la lactosa o la proliferación bacteriana excesiva y también hacer preguntas para descartar un abuso de los laxantes.
Otros trastornos del aparato digestivo (como apendicitis, enfermedades de la vesícula biliar, úlceras y cáncer) pueden desarrollarse en una persona con síndrome del intestino irritable, sobre todo después de los 40 años. Por lo tanto, si los síntomas de una persona cambian de manera significativa, aparecen nuevos síntomas o los síntomas no son los habituales del síndrome del intestino irritable, pueden ser necesarias pruebas adicionales.
Dado que los síntomas del síndrome del intestino irritable pueden ser provocados por el estrés y los conflictos emocionales, el médico puede hacer preguntas para ayudar a identificar el estrés, la ansiedad o los trastornos del estado de ánimo.
Tratamiento del síndrome del intestino irritable
- Comer una dieta normal y evitar los alimentos que generen gases y los que provoquen diarrea
- Aumentando la fibra para el estreñimiento
- A veces, medicamentos
El tratamiento del síndrome del intestino irritable depende de la persona afectada. Si es posible, deben evitarse los alimentos o las situaciones de estrés que parezcan desencadenar los episodios. La actividad física regular ayuda a la mayoría de las personas, especialmente las propensas al estreñimiento, a mantener un funcionamiento normal del tubo digestivo.
Dieta
Muchas personas se encuentran mejor comiendo frecuentemente pequeñas cantidades, en vez de comidas más copiosas y menos frecuentes (por ejemplo, 5 o 6 pequeñas comidas en vez de 3 comidas grandes al día). Se debe tratar de disminuir el ritmo de ingestión de la comida. Aquellos que tengan sensación de hinchazón e incremento de gases (flatulencia) deben evitar las habas, el repollo y otros alimentos difíciles de digerir.
Algunas personas encuentran alivio de los síntomas del síndrome del intestino irritable al restringir el consumo de alimentos con alto contenido de ciertos carbohidratos denominados oligosacáridos fermentables, disacáridos, monosacáridos y polioles. Estos alimentos se denominan colectivamente FODMAPs. Los FODMAPs son hidratos de carbono que se absorben con dificultad y son fermentados rápidamente por las bacterias del intestino delgado, lo que aumenta los gases y el malestar.
Debe restringirse el consumo de sorbitol, un edulcorante artificial utilizado en algunos alimentos, medicamentos y chicles. La fructosa, el azúcar que se encuentra en las frutas, bayas y algunas plantas, debe tomarse solo en pequeñas cantidades. La dieta baja en grasas ayuda a algunas personas, especialmente aquellas cuyo estómago se vacía con demasiada lentitutd o demasiada rapidez. Las personas con SII y que no pueden digerir el azúcar lactosa (lo que se conoce como intolerancia a la lactosa), que se encuentra en la leche y otros productos lácteos, deben consumir productos lácteos con moderación.
El estreñimiento, a menudo, puede aliviarse tomando más cantidad de fibra. Las personas con estreñimiento pueden tomar una cucharada de salvado con abundante agua y otros líquidos en cada comida, o bien un aporte complementario de ispágula, o de preparados que contengan plantas del género Plantago, con dos vasos de agua. Aumentar la presencia de fibra en la dieta agrava la flatulencia y la sensación de hinchazón. En algunos casos, la flatulencia se reduce con el consumo de preparados de fibra sintética (como la metilcelulosa).
Fármacos o sustancias
Ciertos laxantes son razonablemente seguros y a menudo eficaces, para las personas con estreñimiento. Entre estos laxantes se incluyen los que contienen sorbitol, lactulosa o polietilenglicol y los laxantes estimulantes, como los que contienen bisacodilo o glicerina. La prescripción de los fármacos lubiprostona y linaclotida también puede aliviar el estreñimiento.
Los anticolinérgicos, como la hiosciamina, alivian el dolor abdominal al inhibir los espasmos de los músculos intestinales. Sin embargo, estos fármacos causan a menudo efectos secundarios anticolinérgicos como sequedad de boca, visión borrosa o dificultad para orinar.
Los antidiarreicos, tales como el difenoxilato o la loperamida, ayudan a las personas con diarrea. El alosetrón, que disminuye los efectos de la serotonina (un mensajero químico del organismo), se emplea para algunas mujeres cuya diarrea provocada por el síndrome del intestino irritable no se puede controlar mediante otros fármacos. Sin embargo, dado que se ha asociado con el aumento del riesgo de colitis isquémica, su uso está restringido. Eluxadoline es otro medicamento que puede administrarse a las personas con diarrea grave provocada por el síndrome del intestino irritable.
La rifaximina, un antibiótico, se puede recetar para aliviar los síntomas de diarrea, hinchazón y dolor abdominal.
Los antidepresivos ayudan a aliviar los síntomas de dolor abdominal, así como la diarrea y la hinchazón en muchas personas. El uso prolongado de ciertos antidepresivos, como la nortriptilina o la desipramina suele ser útil. Los antidepresivos no solo alivian el dolor y otros síntomas, sino que también contribuyen a aliviar los problemas de sueño, depresión o ansiedad.
Los probióticos, que son bacterias que ya se encuentran de forma natural en el organismo y promueven el crecimiento de bacterias beneficiosas, pueden aliviar los síntomas del síndrome del intestino irritable, en particular la hinchazón. A algunas personas les resultan eficaces los aceites aromáticos, como el aceite de menta, para aliviar el dolor causado por los cólicos.