Revelan cómo el estrés en la niñez reprograma el cerebro y la conducta

Revelan cómo el estrés en la niñez reprograma el cerebro y la conducta

25 marzo, 2025 0 Por dropharma_admin

Experimentar situaciones adversas en la infancia incluidas las desigualdades sociales o la contaminación ambiental genera estrés en los niños y puede influir en el desarrollo de su cerebro y su comportamiento, y tener consecuencias en su salud mental a largo plazo.

más de la mitad de los niños de todo el mundo se ven expuestos a situaciones difíciles, e incluso traumáticas, como abusos físicos o psicológicos, desastres naturales, pobreza, guerras, terrorismo…, que les genera un estrés que constituye un importante factor de riesgo para desarrollar problemas de salud mental a largo plazo. Ahora, investigadores de la Universidad de California en Irvine1 han realizado una exhaustiva revisión sobre este tema, que pone de manifiesto el profundo impacto que estas experiencias negativas pueden tener en el desarrollo cerebral.

Estos científicos se centraron en analizar los mecanismos que explican los efectos a largo plazo del estrés infantil. Aunque se han realizado investigaciones durante más de 70 años, los autores señalan que quedan muchas cuestiones por resolver. Por ejemplo, ya sean padres o científicos, ¿cómo pueden los adultos entender realmente qué resulta estresante para un bebé o un niño pequeño? Este tipo de conceptos, junto al empleo de nuevas herramientas tecnológicas, puede ayudar a crear estrategias más eficaces para afrontar este desafío en salud mental.

“Nuestra investigación sugiere que la imprevisibilidad del entorno en los primeros años de vida de un niño puede ser tan importante como las formas de adversidad más tradicionalmente reconocidas, como el abuso o la negligencia”, ha afirmado la Dra. Tallie Z. Baram, autora principal y profesora de Pediatría Donald Bren, y una de las investigadoras más destacadas a nivel mundial en este campo. “Nuestra revisión tiene importantes implicaciones para la forma en que abordamos las estrategias de intervención temprana y prevención”, añade.

El estudio se ha publicado en la revista Neuron2 y Baram y el coautor Matthew Birnie, investigador posdoctoral en UC Irvine, han destacado varias áreas clave que creen necesario analizar más a fondo como: qué considera estresante un cerebro en desarrollo, qué aspectos del estrés influyen más en la maduración cerebral, cuáles son las etapas del desarrollo más vulnerables, qué moléculas intervienen en los efectos del estrés en el cerebro, y de qué forma las experiencias estresantes breves pueden tener consecuencias que se mantengan en el tiempo.

Factores que intervienen en el desarrollo de estrés en la infancia

Uno de los hallazgos más relevantes del trabajo es la identificación de un tipo de estrés infantil menos reconocido: la exposición a estímulos sensoriales impredecibles procedentes de los cuidadores o del entorno. Este factor, según los investigadores, puede tener un peso considerable en los resultados negativos del desarrollo neurológico, incluso en ausencia de las experiencias adversas clásicamente definidas (ACEs, por sus siglas en inglés).

La revisión también pone de manifiesto las limitaciones de los sistemas actuales para medir estas experiencias adversas, y resalta la complejidad del estrés en la infancia. Factores como la desigualdad social o la contaminación ambiental también están empezando a reconocerse como elementos influyentes.Los modelos animales han ayudado a comprender cómo distintos tipos de estrés afectan al desarrollo del cerebro, con resultados que varían en función de la naturaleza y el momento del estrés, así como según el sexo, la especie o la genética. A nivel molecular, el estrés temprano puede modificar significativamente la expresión genética en las neuronas a través de mecanismos epigenéticos, lo cual influye en la respuesta que tendrá el cerebro frente a futuras experiencias.En el plano de las conexiones cerebrales, el estrés puede interferir con procesos esenciales del desarrollo, como la sincronización neuronal o la poda sináptica. “Estamos empezando a comprender cómo el estrés en la primera infancia puede ‘reprogramar’ el cerebro a múltiples niveles, desde moléculas individuales, hasta circuitos neuronales completos. Este conocimiento abre nuevas vías para intervenciones específicas”, añade Baram.

El artículo también identifica componentes moleculares clave en estos procesos, como los glucocorticoides y ciertos neuropéptidos (como la hormona liberadora de corticotropina), y destaca nuevas funciones que podrían tener en circuitos neuronales afectados por el estrés temprano. Ante estos descubrimientos, los autores proponen redefinir el concepto de “estrés infantil” como “adversidad en la infancia temprana”, para abarcar una gama más amplia de experiencias que pueden afectar el desarrollo cerebral, incluso si no se consideran tradicionalmente estresantes.

“Esta revisión destaca la necesidad de una comprensión más integral de la adversidad en la primera infancia”, afirmó Baram. “Al centrarnos en cómo el cerebro en desarrollo procesa y responde a estas experiencias, podemos desarrollar estrategias más eficaces para prevenir y mitigar sus efectos a largo plazo”, concluye la experta.