Radiculopatías
22 diciembre, 2020 0 Por dropharma_adminPor Julian Martinez San Juan Osteópata, quiromasajista deportivo y técnico superior deportiv
Las radiculopatías son lesiones molestas y dolorosas que afectan a las raíces nerviosas encargadas de llevar la información del sistema nervioso al cerebro. Conoce sus causas para poder prevenir su aparición.
La radiculopatía es una lesión localizada en la raíz nerviosa, que a pesar de no comprometer gravemente la salud del paciente resulta incómoda, molesta y dolorosa. Básicamente consiste en un déficit en su función sensitiva o motora, ya sea por pérdida o por disminución de la misma.
El sistema nervioso del cuerpo humano se asemeja a una instalación eléctrica; no en vano, los impulsos nerviosos no son otra cosa que impulsos eléctricos. El cerebro sería la fuente principal –el ordenador central–, y los nervios los cables que llevan la información a todos los lugares del cuerpo. Del cerebro sale el cable principal, llamado médula espinal, que discurre por toda la espalda hasta el hueso sacro. Este cable de gran diámetro se ramifica en cables más pequeños, y estos a su vez en otros más finos, y así sucesivamente, como si de las raíces de un árbol se tratara. Estos hilos de cable finalizan en terminaciones nerviosas, lo que se podría traducir como sensores. Estos sensores captan todo tipo de sensaciones y las transmiten por esa autopista de cables hasta el cerebro, que procesa la información recibida y toma decisiones en consecuencia. Si en algún punto del entramado de cables algo pisa o pinza uno, la señal se verá comprometida. Esto es más o menos lo que le ocurre a alguien que padece una radiculopatia
Para que te hagas una idea más gráfica, un ejemplo sería lo que sucede cuando escuchas música en tu mp3 y el cable de los auriculares hace mal contacto y el sonido va y viene, o se escucha sucio, como distorsionado. Este fenómeno se produce porque el cable está dañado, deshilachado, o simplemente atrapado. De hecho, si mueves el cable y liberas el atrapamiento el sonido vuelve a fluir correctamente. Este funcionamiento es extrapolable, salvando las distancias, al del sistema nervioso humano.
Debido a la importancia que tiene, este grueso cable portador de datos está protegido por estructuras óseas móviles llamadas vértebras. Estas vértebras contienen un agujero en su interior (foramen vertebral) por el que discurre el cable. Para que estas vértebras puedan hacer correctamente su función están unidas unas con otras por un disco cartilaginoso que simula el trabajo de un manguito amortiguador. Gracias a su composición viscosa y gelatinosa, tienen la suficiente capacidad de compresión y adaptación a los movimientos, tanto para absorber presiones verticales, como para permitir todas las horquillas de movilidad posibles (flexión, extensión, lateralización o torsión).
Para que la información nerviosa llegue a todos los rincones del cuerpo el cable se ramifica atravesando unos huecos llamados agujeros de conjunción que se sitúan a ambos lados entre cada una de las veinticuatro vértebras que componen la columna. Este punto exacto se conoce como raíz nerviosa, y si sufre cualquier tipo de estrechamiento o atrapamiento se originará una radiculopatía, o lo que se conoce vulgarmente como pinzamiento.
En el caso del cable de auriculares del ejemplo anterior, el síntoma era un sonido irregular, distorsionado, y falta de continuidad en el mismo; en el caso de una radiculopatía en el sistema nervioso humano, esos fallos adoptan la forma de dolor, falta de sensibilidad, hormigueo o debilidad.
Causas de las radiculopatías
Mecánicos
En este grupo se encuadran los aprisionamientos de la raíz nerviosa comúnmente conocido como hernia. Los discos intervertebrales contienen un líquido viscoso en su interior, como globos llenos de gelatina. Si este globo se comprime, el líquido viscoso se expandirá y empujará hacia el sentido opuesto de la compresión. Si esta fuerza es muy elevada y continua, provocará que el globo se deforme en la pared que soporta el empuje. Esta deformidad estrechará a su vez el hueco de conjunción por el que discurre el nervio, aprisionándolo y mermando el flujo nervioso y sanguíneo, y dando origen a la lesión radicular. Una hernia puede aparecer por factores genéticos predisponentes, malas posturas, movimientos bruscos, exceso de peso, sobrecargas, y ciertos deportes que comprometen la funcionalidad de la columna vertebral. Los traumatismos y accidentes también se encuadran dentro de las causas mecánicas
No mecánicos
Este grupo abarca diferentes posibilidades, como el factor reumático o artrosis. Esta afección propia de la edad avanzada genera un desgaste anómalo del cartílago, desembocando en el estrechamiento del hueco de conjunción anteriormente expuesto. Otro factor menos común es el infeccioso (meningitis o ciertos tipos de herpes). También podemos incluir en este apartado el factor tumoral, entendiendo este como una inflamación del tejido, que de nuevo provocaría ese estrechamiento y posterior compresión nerviosa.
Tipos de radiculopatías
Debido a la gran cantidad de filamentos nerviosos que componen la médula espinal, y las lesiones que se desarrollan por el atrapamiento o lesión de las raíces nerviosas, es casi imposible definir tipos de radiculopatías estándar. No obstante, por motivos meramente estadísticos, se puede hacer referencia a tres grandes subgrupos:
Radiculopatía cervical (cervicobraquialgia)
Son las localizadas en los segmentos altos de la columna vertebral, lo que se conoce como sección cervical. La zona más afectada de esta sección suele ser la comprendida entre C5-C6 y C6-C7. Por norma general, el espectro social más vulnerable a esta lesión es el comprendido entre los varones de cincuenta años de edad. Este dato arroja como primer motivo predisponente el atrapamiento nervioso por disminución del disco intervertebral y los cambios posicionales de la columna. Radiculopatía por hernia en este segmento es muy poco frecuente, apareciendo tan sólo en caso de accidentes y caídas desde gran altura.
Radiculopatía lumbar (lumbociática)
En este supuesto la zona dañada es la comprendida entre L4-L5 y L5-S1. A pesar de que una lesión lumbociática no es asentada y diagnosticada como tal, en un gran porcentaje de la población el dolor lumbar es uno de los mayores motivos de asistencia a consulta sanitaria. El mecanismo más recurrente es el estrechamiento y comprensión nerviosa. La forma de expresión más común de este tipo de radiculopatías es la ciática y pseudociática, con la misma sintomatología.
Otras radiculopatías
Esta tercera subdivisión abarca el resto de posibles lesiones en segmentos no tan proclives a sufrir radiculopatías, pero que en caso de aparecer también derivarían en daños nerviosos.
Síntomas de las radiculopatías
Las señales más evidentes a la hora de diagnosticar una radiculopatía son las comunes del sistema nervioso, con síntomas como el dolor, la sensación de hormigueo o cosquilleo, debilidad o falta de fuerza, parestesia, o insensibilidad. Debido a que hablamos de una lesión del sistema nervioso, estos síntomas pueden presentarse más proximales a la columna vertebral o, por decirlo de otro modo, a su punto de origen (zona más cercana a la columna vertebral), o por el contrario hacerse visibles de forma irradiada en zonas más distales (sería el caso de manos o pies). Este fenómeno es debido a que dependiendo del ángulo y la cuantía de la compresión, se verá afectado un nervio u otro. Si por ejemplo el nervio afectado es el que comunica la raíz nerviosa, la médula espinal, con el dedo meñique del pie, la sintomatología podrá afectar a todo el trayecto de ese nervio, y dependiendo del grado de compresión los síntomas se dejarán ver más proximal o más distal al origen. Tomando como referencia la división en tipos de radiculopatía anteriormente expuesta, se puede hacer una diferenciación sintomática específica por zonas:
- Radiculopatía cervical: afecta a la zona del cuello y miembros superiores (hombro, codo y mano), por lo que los síntomas de dolor, hormigueo, debilidad, bloqueo…, se reflejarán en este segmento.
- Radiculopatía lumbar: dolor localizado en la región lumbar, con posibilidad de irradiación a las extremidades inferiores, como podría ser un cuadro de ciática. Dependiendo de la zona afectada en este segmento lumbosacro, puede verse comprometido el aparato urogenital.
- Otras radiculopatías: en este tercer grupo se incluyen el resto de radiculopatías, por lo que la sintomatología es múltiple. Por ejemplo, una lesión radicular dorsal en T6, que inerva la zona digestiva, puede derivar en dolor estomacal, acidez o indigestiones; esta misma lesión en T12 desembocaría en diarrea, gases o estreñimiento, ya que es el encargado de inervar el intestino grueso y delgado.
- Diagnóstico de las radiculopatías
Para asegurar un correcto diagnóstico de las radiculopatías, siempre es preciso realizar test y pruebas complementarias. La primera medida es una correcta anamnesis de la lesión para conocer sus posibles orígenes (aparición de fiebre, pérdida de peso, fatiga, historial de accidentes…).
En una segunda fase se realiza la exploración física en busca de dolor, zonas de insensibilidad, etcétera. Ya que nos encontramos frente a una lesión ubicada en la zona vertebral, los test de movilidad son el mejor punto de partida; de esta forma el paciente amplificará los síntomas al realizar movimientos como inclinarse, levantarse y sentarse, o llevando la columna a sus máximos rangos de amplitud. Gestos como el de toser, estornudar, defecar, y cualquier acción que implique la contracción abdominal, también agravarán los síntomas de una radiculopatía. El paciente, por el contrario, encontrará mejoría con el reposo y las posturas antiálgicas.
Para una mayor verificación de la posible lesión es conveniente el uso de estudios de imagen. Una radiografía nos mostrará posibles modificaciones óseas y alteraciones estructurales en la columna (grandes lordosis, cifosis o escoliosis), mientras que el uso de la resonancia magnética nos permitirá apreciar en mayor medida el tejido blando.
Tratamiento de las radiculopatías
En el campo del tratamiento de las radiculopatías podemos encontrar distintos métodos para paliar esta lesión, de forma no farmacológica, farmacológica y quirúrgica. En el primero de los caso, el abordaje no farmacológico del trastorno, el trabajo de los fisioterapeutas es el más indicado. Por nuestra parte, y también como método preventivo, podemos contribuir realizando ejercicios correctivos y de reeducación postural, así como aquellos encaminados a fortalecer la musculatura de la espalda y el abdomen y que proporcionen movilidad a la columna
Solo se recurre al tratamiento quirúrgico en casos excepcionales y cuando la terapia conservadora no da resultados, aunque es necesario advertir sobre la controversia existente respecto a este método en función de la efectividad de sus resultados.