
¿Por qué estornudamos? Curiosidades sobre el estornudo
5 marzo, 2025estornudar es un acto tan común que pocas veces nos detenemos a pensar en su verdadera función. Pero lo cierto es que, más allá de ser una simple reacción involuntaria, el estornudo es un mecanismo de defensa sofisticado con el que nuestro cuerpo protege las vías respiratorias. Desde la irritación por el polvo hasta una respuesta inmunitaria frente a virus o alérgenos, esta explosión de aire a gran velocidad cumple un papel esencial en nuestra salud.
Sin embargo, el estornudo no solo ha dejado su huella en la biología, sino también en la cultura. Expresiones como «salud» o «Jesús», tan habituales cuando alguien estornuda, tienen orígenes curiosos que se remontan a creencias antiguas sobre la relación entre los estornudos y la enfermedad. ¿Qué hay detrás de estas costumbres? ¿Por qué estornudamos con tanta fuerza? ¿Cuáles son los riesgos de aguantarse un estornudo? En este artículo exploramos los secretos de un reflejo que, aunque cotidiano, esconde mucho más de lo que imaginamos.
Qué es un estornudo y qué función tiene
Un estornudo es una expulsión brusca, involuntaria e irrefrenable de aire, a través de la nariz y de la boca, cuya causa es la irritación de la mucosa nasal, provocando una fuerte inspiración de aire que pasará a los pulmones y desde los cuales se excretará al exterior. No solo ocurre en las personas, sino que también se ha observado en otros animales mamíferos, como perros o gatos.
Cuando el aire es lanzado a través de la boca, lo hace de una forma violenta y ruidosa a una velocidad de hasta 160 Km/hora. Un estornudo es capaz de crear 20.000 gotas que contienen virus que pueden permanecer en el aire un periodo de hasta 10 minutos, por eso es una de las formas de propagación de virus más común.
En realidad, el estornudo es un mecanismo de defensa del aparato respiratorio para poder eliminar cualquier sustancia irritante1 como el polvo, polen, virus o alérgenos, entre otros, y también puede darse en casos de rinitis alérgica, gripe, resfriado, inhalación de ciertos corticosteroides, con los alimentos picantes o abstinencia a las drogas.
Cuando algo de lo nombrado anteriormente hace que tu nariz se irrite, el cerebro lo identifica y manda las señales a todo el cuerpo para que se produzca el estornudo. En el acto están involucrados una alta variedad de músculos que trabajan juntos y en el orden adecuado, como son:
- Músculos abdominales.
- Músculos del pecho (el diafragma).
- Músculos que controlan las cuerdas vocales.
- Músculos de la parte posterior de la garganta.
- Músculos de los párpados (es muy difícil estornudar con los ojos abiertos
Pero estornudar también parece cumplir otra importante función nasal, a tenor de un estudio de la Universidad de Pensilvania3, que descubrió que los cilios, las células que recubren el tejido dentro de la nariz, se reinician al estornudar, o que, en otras palabras, significa que un estornudo restablece todo el entorno nasal.
Por qué estornudamos al mirar la luz o el sol
Menos conocidos son los estornudos derivados de una exposición potente a la luz, llamado estornudo fótico o síndrome helio-oftálmico de estornudos compulsivos autosómico dominante4 (ACHOOs – Autosomal Cholinergic Helio-Ophtalmologic Outburst-). Esto sucede porque el nervio óptico, que detecta los cambios de luz, está cerca del nervio trigémino, encargado de controlar los estornudos. Normalmente, este reflejo se activa por una irritación nasal5, pero en algunas personas, el ajuste de las pupilas a la luz intensa puede generar una sensación similar, desencadenando el estornudo. Aunque todavía no hay suficientes estudios que lo confirmen, algunos expertos creen que podría tratarse de un síndrome que afectaría entorno a un 25% de la población mundial6 y que tendría carácter hereditario. Es por esto que una de las maneras de facilitar el estornudo es mirando a una luz potente, eso sí, no lo hagas con el sol, puede ser peligroso.
Riesgos de aguantar un estornudo
Aunque son algo molestos, sobre todo cuando se repiten, y pueden ser inoportunos en algunas situaciones, los estornudos son involuntarios, por lo que no hay que intentar frenarlos. Hacerlo puede poner en grave riesgo tu salud, pues este mecanismo expulsa aire a gran velocidad (más de 160 km/h), e intentar retenerlo implica interrumpir este proceso natural, lo que puede generar una presión inusual dentro del sistema respiratorio y en otras estructuras cercanas. De echo, un estudio realizado en 20167 corroboró que la supresión del estornudo tapándose la nariz o la boca produce un aumento de la diferencia de presión en el tracto respiratorio de 5 a 24 veces mayor que el que se produce durante un estornudo normal.
Por ello, por ejemplo, el cerrar la boca al estornudar puede hacer que se rompa el tímpano8 o que llegue a explotar un aneurisma cerebral o una hemorragia subaracnoidea9, una afección neurológica relativamente poco frecuente que representa el 5% de todos los accidentes cerebrovasculares. Incluso podría estar relacionado con las infecciones, ya que se cree que si estornudar ayuda a limpiar la nariz de cualquier partícula, incluyendo bacterias, que no debería estar ahí, hipotéticamente, la redirección del aire de regreso a los oídos desde los conductos nasales podría transportar bacterias o moco infectado al oído medio10.
En una revisión de la literatura científica11 existente sobre este acto se encontraron informes de lesiones relacionadas con estornudos categorizadas hasta en 6 áreas del cuerpo diferentes: intratorácica, laríngea/faríngea, ocular/orbitaria, intracraneal/neurológica, otológica y otras. De hecho, se han dado casos puntuales de pacientes que han presentado un neumotórax espontáneo bilateral después de estornudar
¿Qué provoca el estornudo?
Un estudio publicado en la revista Cell13 ha analizado la respuesta neuronal que se produce durante el estornudo y ha llegado a la conclusión de que existe un vínculo entre las células nerviosas y otros sistemas que podrían ayudar en el desarrollo de tratamientos para los estornudos y para combatir las enfermedades respiratorias infecciosas
Los investigadores también encontraron que las moléculas llamadas neuropéptidos que se encargan de transmitir las señales nerviosas de los estornudos requerían de la presencia de otra molécula denominada como neuromedina B (NMB).
“Aunque descubrimos que las células que evocan los estornudos se encuentran en una región del cerebro diferente a la región que controla la respiración, también descubrimos que las células de esas dos regiones estaban conectadas directamente a través de sus axones, el cableado de las células nerviosas”, ha explicado Qin Liu, principal autor de la investigación.
¿Por qué decimos Jesús al estornudar?
Cuando estornudamos, tenemos la costumbre de decir palabras o frases de las que no conocemos su por qué, pero aun así, las seguimos mencionando. Las razones hay que buscarlas mucho tiempo atrás, en distintas civilizaciones donde, en cada una de ellas, existían supersticiones.
Estas expresión después de cada estornudo se remontan a la época romana: los católicos romanos pensaban que cuando una persona sana emitía un estornudo, era señal de que el cuerpo intentaba expulsar los espíritus malignos de futuras enfermedades, por lo que acto seguido, después de estornudar, se decían toda clase de frases que invocaban felicidad, como “enhorabuena”, “felicidades”…
Pero esta costumbre se perdió a partir del año 590, durante el reinado del Papa Gregorio I (540-604). En este período de tiempo apareció la peste en Europa, donde los enfermos estornudaban con bastante frecuencia. Para combatir la enfermedad, el Papa ordenó rezar de manera constante oraciones cristianas invocando a Jesucristo o a la virgen, por lo que cada vez que alguien escuchaba el sonido de un estornudo debía ser inmediatamente bendecido para evitar el desarrollo de la peste. Así se inicia la costumbre de que actualmente se siga diciendo “Jesús” o “salud” al oír un estornudo. Algo que también ocurre en otros idiomas, como por ejemplo “bless you” o “God bless you”, en inglés.
Una historia relata que el general ateniense Jenofonte, en el año 400 a. C., entonó un trágico discurso incitando a sus soldados a acompañarlo a la libertad o la muerte contra los persas. Después de estar hablando durante una hora, uno de sus soldados estornudó, entendiéndose como una señal favorable de los dioses, haciendo así general a Jenofonte, siguiéndose todas sus órdenes.
Entre los egipcios y los griegos un estornudo era un augurio. Cuando se producía por la tarde era bueno, mientras que si se estornudaba nada más levantarse de la cama o de la mesa podía tener consecuencias negativas. Si lo hacía un recién nacido se consideraba dichoso.
En Japón, el hecho de estornudar dos veces seguidas es señal de que alguien está hablando de ti.