Obesidad
11 marzo, 2024 0 Por dropharma_adminDietas basadas en un exceso de nutrientes, grasas y fast food y una forma de vida cada vez más sedentaria son el caldo de cultivo para que la obesidad se esté convirtiendo en una auténtica epidemia. Aprende a controlar tu peso.
¿Qué es la obesidad?
La obesidad es el trastorno metabólico más frecuente en la clínica humana, que podríamos definir como un acúmulo excesivo de grasa, debida, principalmente, a un desequilibrio energético entre las calorías consumidas y las gastadas, y que puede conllevar serios problemas de salud (diabetes, enfermedades cardiovasculares, problemas del aparato locomotor e incluso diversos cánceres). En los países industrializados, las condiciones de vida actuales permiten una alimentación abundante y variada a sectores cada vez mayores de la población, al mismo tiempo que se incrementa el sedentarismo, lo que favorece que el número de personas obesas no pare de aumentar.
De hecho, en 2022, más de 1.000 millones de personas (alrededor de una de cada ocho) presentaban obesidad, según un estudio publicado en The Lancet en febrero de 2024, que también mostraba que, desde 1990, la obesidad se ha duplicado con creces entre los adultos (pasando del 7% al 16%) y se ha multiplicado por cuatro (del 2% al 8%) entre los niños y adolescentes de entre 5 y 19 años. La OMS también estima que la obesidad y el sobrepeso provocan alrededor de 2,8 millones de muertes cada año y están estrechamente relacionadas con el desarrollo de diabetes tipo 2.
Según un informe de Naciones Unidas, en América Latina el 24% de los habitantes de la región tiene obesidad. En España, el 40,6% de los niños de entre seis y nueve años tiene exceso de peso, según el estudio ALADINO, que señala que, de los niños y niñas con exceso de peso, el 23,3% presenta sobrepeso y el 17,3% padece obesidad. Los resultados preliminares del estudio PASOS 2022, coordinado por la Gasol Foundation, muestran que en España «1 de cada 3 niños, niñas y adolescentes de entre 8 y 16 años viven con obesidad o sobrepeso, en concreto un 33,4%».
Respecto a los adultos, el 18,7% de la población mayor de 18 años en España tiene obesidad y un 37,1%, sobrepeso, según los resultados de un estudio publicado en Frontiers in Public Health en julio de 2023, cuyos autores explican en su artículo que «estas prevalencias aumentaron con la edad y la discapacidad, y disminuyeron con la educación, los ingresos del sector censal y el tamaño del municipio».
Composición corporal en función de la edad, el sexo y la actividad física
Existen variaciones de la composición corporal en función de la edad, sexo y actividad física. A modo de ejemplo, una persona a los 25 años tiene un 15% de su peso como tejido graso, mientras que a los 75, y manteniendo un peso similar, tiene un 30% como tal, a expensas de una disminución de la masa muscular magra, formada por tejido muscular y hueso. Los adipocitos, presentes en múltiples depósitos de tejido adiposo, están adaptados para almacenar con eficacia ese exceso de energía en forma de triglicéridos y, cuando sea necesario, liberar estos depósitos en forma de ácidos grasos libres que puedan ser utilizados por el organismo. Este sistema fisiológico, regulado a través de vías endocrinas y nerviosas, permite al ser humano sobrevivir en condiciones de inanición, incluso durante varios meses. Sin embargo, cuando los nutrientes son abundantes y la forma de vida es sedentaria, y con la importante influencia de la genética, este sistema incrementa los depósitos de energía del tejido adiposo, con consecuencias adversas para la salud.
Se puede por tanto definir la obesidad como un síndrome clínico caracterizado por un aumento de la proporción del tejido adiposo en relación con el peso corporal total.
Cómo se calcula la obesidad en función del IMC
El método más utilizado para calibrar la obesidad es el índice de masa corporal (IMC), que es igual al peso/talla2 (dividir el peso en kilogramos entre la talla en metros al cuadrado). Las cifras de IMC consideradas normales oscilan entre 19 y 26 Kg/m2 (peso/talla). Un IMC superior a 25 se consideraría sobrepeso, mientras que un IMC igual o mayor a 30 se considera obesidad.
Otras formas de cuantificar la obesidad son la antropometría (grosor del pliegue cutáneo), la densitometría (peso bajo el agua), el TAC y la RMN.
Causas de la obesidadEn términos generales, la excesiva acumulación de triglicéridos (grasas neutras) en el tejido adiposo (la obesidad) se produce cuando el equilibrio calórico es netamente positivo, es decir, cuando se consumen más calorías de las que se queman. La obesidad no es posible en otras circunstancias.
Sin embargo, conviene tener en cuenta también los factores de riesgo que predisponen o favorecen la aparición de la obesidad, y que ayudan a entender mejor el por qué de esta epidemia de sobrepeso mundial:
Factores genéticos
En diversos estudios se ha observado que menos del 10% de los hijos de padres delgados son obesos, alrededor del 50% de los hijos con un progenitor obeso son obesos, y más del 80% de los hijos cuyos progenitores son obesos presentan obesidad. Así pues, se ha demostrado la existencia de una correlación significativa entre el peso de padres e hijos naturales, mientras que dicha correlación es menor o no existe al comparar padres adoptivos con hijos adoptados.
Factores nutricionales
La sobrealimentación puede tener lugar en cualquier época de la vida, pero su influencia es mayor si se inicia en edades tempranas. La nutrición durante la infancia ha adquirido gran relevancia en los últimos años, al demostrarse que un porcentaje significativo de niños obesos evolucionan a adolescentes obesos y adultos obesos. Las dietas ricas en grasas y en carbohidratos pueden favorecer la obesidad.Los genes influyen en la predisposición a la obesidad cuando se relacionan con formas de alimentación específicas y la disponibilidad de nutrientes. Por ejemplo, la hambruna impide la obesidad, incluso en personas con mayor propensión a ella. También son importantes los factores culturales relacionados con la composición de la dieta y con el grado de actividad física. En sociedades industrializadas, la obesidad es más frecuente en mujeres pobres, mientras que en países subdesarrollados lo es en las mujeres más ricas. En los niños existe cierto grado de relación entre el sobrepeso y el tiempo que destinan a ver la televisión. Además, la sociedad es cada vez más sedentaria, a la par que han disminido los niveles de actividad física, sobre todo entre los niños y la población trabajadora.
Uno de los factores que más impacto ha tenido en el crecimiento de la obesidad en el mundo, y más en concreto en zonas como América Latina, donde se ha triplicado desde 1975 hasta los 105 millones de personas, o el Caribe, donde se ha multiplicado por cuatro la cifra de obesos (6,6 millones), es el incremento del consumo de alimentos ultraprocesados y fast food. Este tipo de productos contienen pocos o ningún alimento completo, son preparaciones industriales listas para comer o calentar (pizzas, snacks, bollería, bebidas azucaradas…), y han conllevado que crezca la exposición de la población a cantidades excesivas de grasas, sodio y azúcar, elevando la ingesta de calorías, disparando así las tasas de obesidad.
Factores neurales
Los mecanismos básicos que regulan la ingestión de alimentos (sensación de apetito/saciedad) están localizados en el sistema nervioso central. Diversos autores han demostrado que existe una relación entre las alteraciones en el metabolismo de la serotonina y la ingesta alimenticia.En la regulación de la ingesta de alimentos intervienen varias moléculas, algunas desconocidas; pero tal vez la más importante es la leptina. Esta hormona es secretada por los adipocitos y su nivel de producción constituye un índice de los depósitos energéticos adiposos. Cuando sus niveles son altos, la ingestión de alimentos disminuye, y el gasto energético aumenta. Se han descrito varias familias con obesidad mórbida de comienzo precoz debido a mutaciones que inactivan la leptina (carecen de hormona o no funciona) o a resistencia a la leptina (la hormona es correcta pero el receptor al que debe unirse está mal conformado).
Síntomas de la obesidad
La obesidad viene definida objetivamente por el Índice de Masa Corporal (IMC), en función del cual hablamos de:
- Sobrepeso: IMC 25-29.9, o entre los percentiles 86-95 para la edad y sexo.
- Obesidad: IMC 30-34.4, o mayor del percentil 95 para la edad y sexo.
- Obesidad mórbida y súper obesidad: IMC mayor de 40 y 50 respectivamente, considerando un rango de riesgo muy alto para la salud toda cifra mayor del percentil 99 para la edad y sexo.
La aparición de los síntomas relacionados con el exceso de peso aparecen a partir del sobrepeso, considerando un aumento progresivo en el riesgo de sufrir enfermedades y de muerte cuando se supera ésta.
Se estima que a partir de un IMC por encima de 25 (sobrepeso) puede notarse un aumento en la sudación con esfuerzos pequeños, una menor capacidad para actividades que antes no producían esa fatiga, etcétera. El hecho de aumentar la sudación ya induce en muchas ocasiones la aparición de lesiones cutáneas como el intertrigo y el sobrecrecimiento de hongos en las zonas de los pliegues. Puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedades del corazón en forma de angina de pecho, cifras altas de tensión arterial, dolores en las grandes articulaciones como las caderas y las rodillas como consecuencia del desarrollo de artrosis o un aumento en la velocidad de su evolución. Asimismo, el sobrepeso también añade una mayor probabilidad de aparición de ataques de gota y se le ha relacionado con algunos tipos de cáncer.
Síntomas ligados a la obesidad mórbida y grandes obesos
En los casos en los que se supera un IMC de 40, considerado como obesidad mórbida, se comienzan a apreciar síntomas relacionados con la diabetes mellitus, dificultad para respirar incluso sin esfuerzos, y se incrementa el riesgo de aparición del síndrome de la apnea del sueño (SAOS). En estos casos, aun sin un diagnóstico claro de SAOS, la mayoría de los pacientes presentan ronquidos nocturnos como antesala de este síndrome.
En el caso concreto de la diabetes mellitus, los pacientes con índices de obesidad mórbida y súper obesidad (>40 y >50 respectivamente) presentan un aumento de la resistencia periférica de los tejidos a la acción de la insulina, de tal manera que se generan malos controles de las cifras de glucosa y una necesidad creciente de las dosis de insulina a administrar.
Las posibilidades de muerte súbita por el desarrollo de arritmias o embolias de pulmón son más altas en los casos de obesidad mórbida y súper obesidad.
Enfermedades asociadas a la obesidad
egún un estudio, los adultos de entre 40-70 años y con un exceso de peso superior al 30% sufren un aumento de la mortalidad, del 42% en varones y del 36% para mujeres. En el marco de la actual pandemia por COVID-19, también hay que recordar que la obesidad es uno de los principales factores de riesgo para sufrir un cuadro grave de esta infección. Las enfermedades asociadas a la obesidad, así como otros problemas psicosociales que pueden acompañarla, son las siguientes:
- Corazón
- Cardiopatía isquémica prematura.
- Hipertrofia cardiaca izquierda.
- Muerte súbita.
- Insuficiencia cardíaca congestiva.
- Sistema vascular
- Hipertensión arterial.
- Accidente vascular cerebral.
- Estasis venoso.
- Sistema respiratorio
- Síndrome de apnea obstructiva de sueño.
- Síndrome de Picwick.
- Policitemia secundaria.
- Hipertrofia ventricular izquierda.
- Sistema Hepatobiliar
- Colelitiasis.
- Esteatosis hepática.
- Sistema endocrino-metabólico
- Diabetes mellitus.
- Gota.
- Hiperlipidemias.
- Riñón
- Proteinuria y, en obesidades muy severas, nefrosis.
- Trombosis venosa renal.
- Piel
- Estrías.
- Acantosis nigricans.
- Hirsutismo.
- Intertrigo.
- Callosidades plantares.
- Papilomatoxis axilar o cervical.
- Sistema locomotor
- Osteoartritis de rodillas.
- Espolón calcáneo.
- Osteoartrosis de columna vertebral.
- Agravación de defectos posturales preexistentes.
- Neoplasias
- Riesgo aumentado de cáncer de endometrio.
- Posible incremento de riesgo de cáncer de mama.
- Funciones reproductiva y sexual
- Complicaciones obstétricas.
- Menstruación irregular y frecuentes ciclos anovulatorios.
- Disminución de la fertilidad.
- Problemática psicosocial
- Deterioro de la autoestima y sentimiento de inferioridad.
- Dificultad en la comunicación social.
- Discriminación social, económica y laboral.
- Susceptibilidad a psiconeurosis.
- Menor movilidad.
- Mayor absentismo laboral.
- Miscelánea
- Mayor riesgo quirúrgico y anestésico.
- Agilidad física reducida y mayor propensión a accidentes.
- Interferencias en el diagnóstico de otras enfermedades.
Tratamiento de la obesidadl éxito del tratamiento de la obesidad con el objetivo de alcanzar un peso saluable, depende del interés y entusiasmo del equipo que lo trata y de la cooperación motivada del paciente obeso. La relación médico-paciente es en esta enfermedad más importante que en otras, ya que puede actuar de factor limitante. En algunos casos será necesario implicar a diversos especialistas, desde un endocrino o un dietista, a un psicólogo que pueda ayudar a orientar el comportamiento hacia la comida y hacer cambios en tus hábitos en relación a la alimentación y la actividad física.
El tratamiento médico de la obesidad se basa en la aplicación combinada de las siguientes medidas:
- Reducción de la ingestión de calorías: si la persona se alimenta en exceso es preciso reducir el aporte calórico en sus comidas y bebidas para convertir el balance energético de positivo a negativo. Existen múltiples tipos de dietas para adelgazar que han demostrado su eficacia, pero siempre es necesario consultar con un endocrino para obtener una dieta personalizada y huir de las dieta milagro y los temidos efectos rebote. Deja a un lado los alimentos procesados, las grasas, los dulces, las bebidas azucaradas… y apuesta por alimentos saludables (frutas, verduras, cereales integrales, pescado…).
- Aumento del gasto energético: en los pacientes que, además de tener un excesivo aporte calórico, tienen una forma de vida esencialmente sedentaria, debe asociarse la práctica de ejercicio físico, que habrá de ser constante y progresivo. Para ello, empieza por realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana (60 minutos diarios si eres una persona joven), especialmente ejercicio aeróbico, que puedes ir incrementando gradualmente hasta los 300 minutos semanales. Complétalo con actividades cotidianas que realices andando o en bicicleta (como ir a la compra o al trabajo), o hacer las tareas domésticas (conoce cuáles te ayudan a quemar más calorías).Psicoterapia reglada: los resultados se obtienen mediante el empleo de técnicas de modificación de conducta, perfectamente estandarizadas, siendo los resultados más satisfactorios en aquellos pacientes menos influenciables y dependientes de sucesos exteriores a ellos en el condicionamiento de su comportamiento alimenticio. Identificar las situaciones o factores que te llevan a comer más o peor es el primer paso para cambiarlas.
Consejos para prevenir el sobrepeso y la obesidad
El sobrepeso y la obesidad se pueden prevenir en la mayoría de los casos, evitando así el desarrollo de las enfermedades no transmisibles vinculadas. A nivel individual se pueden seguir estos consejos:
- Reducir la ingesta de calorías procedente de grasas y azúcares, y aumentar el consumo de verduras, frutas, cereales integrales, legumbres y frutos secos.
- Practicar ejercicio regularmente; en concreto, la OMS recomienda que los jóvenes dediquen al menos 60 minutos al día y los adultos un mínimo de 150 minutos a la semana. Césc Escolá, entrenador de Operación Triunfo y Muévete en casa y autor de Mucho más que fitness, recomienda «entrenar cuerpo y mente de una forma estructurada y equilibrada» para tener un buen presente, pero también un buen futuro, «trabajando la fuerza, la capacidad cardiovascular y la flexibilidad, y complementar el entrenamiento con una buena alimentación», y propone encontrar la motivación para salir del «bucle del sofá».
- Planificar los menús semanales. Puedes destinar uno o dos días a cocinar los platos de toda la semana, y así evitar recurrir a alimentos ultraprocesados.
- Seguir el método del plato favorece una alimentación equilibrada, porque te enseña cuál es la cantidad más adecuada de cada tipo de alimento que debes tomar en cada comida.
- Aprender a leer las etiquetas «para conocer si los productos llevan azucares añadidos, si las grasas que contienen son las mejores para mí…», es uno de los consejos que ofrece Ángela Quintas, licenciada en Ciencias Químicas y máster en Dietética y Nutrición Humana, que te ayudará a limitar la ingesta de calorías vacías y a tener una dieta saludable.