Hallan la causa física que explica el cansancio por COVID persistente
8 enero, 2024Descubren que la fatiga continuada que experimentan muchos de los pacientes con COVID persistente tiene una causa física relacionada con cambios en su tejido muscular, y que no se debe a anomalías en el corazón o los pulmones.
el cansancio continuado y sin razón aparente que experimentan muchos de los afectados por COVID persistente tiene una causa biológica que acaba de ser identificada por un equipo de científicos de la UMC de Ámsterdam y la Vrije Universiteit Amsterdam (VU). En concreto, lo que han descubierto es que las mitocondrias en las células musculares de estas personas producen menos energía que las de los individuos sanos.
“Vimos varias anomalías en el tejido muscular de los pacientes. A nivel celular, vimos que las mitocondrias del músculo, también conocidas como las fábricas de energía de la célula, funcionan menos bien y que producen menos energía”, ha explicado Rob Wást, profesor asistente del Departamento de Ciencias del Movimiento Humano de la VU. “Entonces, la causa de la fatiga es realmente biológica. El cerebro necesita energía para pensar. Los músculos necesitan energía para moverse. Este descubrimiento significa que ahora podemos empezar a investigar un tratamiento apropiado para aquellos con COVID a largo plazo”, añade Michale van Vugt, profesora de Medicina Interna de la UMC de Ámsterdam.
Aunque la mayoría de las personas que se infectan con el coronavirus SARS-CoV-2 se recuperan en solo unas semanas, se estima que alrededor de uno de cada 10 infectados sufrirá lo que se conoce como COVID persistente o prolongado, cuyos síntomas incluyen alteraciones cognitivas (niebla cerebral, pérdida de memoria o atención), fatiga, intolerancia al ejercicio, dificultades respiratorias, síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS), problemas gastrointestinales, etcétera.
Ejercicio físico ligero para pacientes con COVID prolongado
En el nuevo estudio participaron 25 pacientes con COVID de larga duración y 21 individuos sanos que actuaron como grupo de control. Se les pidió que pedalearan en bicicleta durante 15 minutos, y la prueba provocó un empeoramiento a largo plazo de los síntomas en personas con COVID persistente, conocido como malestar posterior al esfuerzo (fatiga debilitante que se intensifica con la actividad física, cognitiva o emocional). Los investigadores analizaron la sangre y el tejido muscular una semana antes de la prueba ciclista y un día después de esta.
Una de las teorías sobre el COVID persistente es que las partículas del coronavirus pueden permanecer en el cuerpo de personas que han tenido la infección por SARS-CoV-2, pero, según ha señalado Van Vugt, no observaron “ninguna indicación de esto en los músculos en este momento”. Además, los investigadores comprobaron que el corazón y los pulmones funcionaban bien en los pacientes, lo que significa que el efecto duradero del COVID sobre las capacidades del paciente no se debe a anomalías en el corazón o los pulmones. Los resultados se han publicado en Nature Communications.
Estos científicos han advertido que el ejercicio no siempre es bueno para los pacientes con COVID prolongado. “En términos concretos, aconsejamos a estos pacientes que sean conscientes de sus límites físicos y no los excedan. Piense en un esfuerzo ligero que no conduzca a un empeoramiento de las molestias. Caminar o pedalear en una bicicleta eléctrica es bueno para mantener la condición física, pero tenga en cuenta que cada paciente tiene un límite diferente”, ha explicado Brent Appelman, investigador de la UMC de Ámsterdam. “Debido a que los síntomas pueden empeorar después del esfuerzo físico, algunas formas clásicas de rehabilitación y fisioterapia son contraproducentes para la recuperación de estos pacientes”, concluye Van Vugt.