Esófago de Barrett
18 mayo, 2022 0 Por dropharma_adminel esófago de Barrett es un trastorno que se caracteriza por una lesión en el revestimiento del esófago, que se produce cuando el anillo de fibras musculares situado en el inferior de este órgano no se cierra adecuadamente y permite el paso del contenido gástrico desde el estómago al esófago, lo que se conoce como reflujo gastroesofágico.
El esófago es un tubo hueco de unos 25 centímetros de longitud que une la faringe con el estómago, y cuya función es transportar el bolo alimenticio desde la boca hasta el estómago. Desde dentro hacia fuera está formado por una capa mucosa, una capa submucosa y una capa muscular. En el esófago no hay serosa, que es la capa más externa, que sí está presente en otros órganos del aparato digestivo como el estómago o el intestino.
El epitelio del esófago está compuesto por varias capas ordenadas de células planas, y cuando hay reflujo gastroesofágico puede producirse la sustitución del epitelio escamoso normal del esófago por epitelio cilíndrico intestinal, no gástrico, lo que se conoce en términos médicos como metaplasia (sustitución de un epitelio por otro). El resultado de este proceso da lugar al esófago de Barrett, que afecta a un 8-20% de los pacientes que sufren reflujo gastroesofágico.
Esta enfermedad debe su nombre al doctor Norman Barrett, cirujano británico que la describió en la década de 1950. En función de la longitud de la metaplasia, el esófago de Barrett se clasifica en corto (cuando la longitud de ésta es menor de 3 centímetros), o largo (si es mayor de 3 centímetros).
Su diagnóstico es histológico, es decir, se realiza tras el estudio de las muestras de epitelio del esófago obtenidas tras la realización de una endoscopia. La verdadera importancia de su detección deriva del mayor riesgo que tienen los pacientes con esófago de Barrett de desarrollar adenocarcinoma de esófago, el cual tiene mal pronóstico. Sin embargo, los pacientes bajo control endoscópico y que sigan un tratamiento apropiado pueden minimizar ese riesgo.
Epidemiología del esófago de Barret
La prevalencia del esófago de Barrett es muy variable según los diferentes estudios, sin embargo, se estima que afecta a un 8-20% de los pacientes que padecen reflujo gastroesofágico.
El esófago de Barrett suele afectar fundamentalmente a personas de edad media, de unos 55 años aproximadamente. Esto se debe, en gran parte, a que un porcentaje alto de los diagnósticos se realiza durante la realización de endoscopias por reflujo gastroesofágico, o de forma casual al realizar esta prueba por otro motivo.Aunque también puede afectar a niños, rara vez ocurre antes de los cinco años, por lo que se considera que es una enfermedad adquirida y no congénita (es decir, se adquiere a lo largo de la vida y no está presente al nacer).
s más frecuente en hombres que en mujeres, en una proporción 2:1. Desde un punto de vista racial, el esófago de Barrett afecta especialmente a la raza caucásica, siendo poco común en personas de raza negra y en asiáticos. Los datos epidemiológicos en hispanos son contradictorios, ya que mientras algunos estudios consideran que la prevalencia en este grupo es similar a la de los caucásicos, otros consideran que es bastante menor.
La obesidad y la presencia de excesiva grasa a nivel del abdomen se consideran factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar esta enfermedad.
Por otro lado, el ácido acetilsalicílico y los antiinflamatorios no esteroideos podrían tener un efecto protector sobre la aparición del esófago de Barrett. Sin embargo, son hipótesis que no están claramente demostradas.
Síntomas del esófago de Barretto existe ningún síntoma específico asociado al esófago de Barrett, de tal forma que los síntomas por los que consultan inicialmente las personas que padecen esta enfermedad son los síntomas propios del reflujo gastroesofágico. De hecho, algunos pacientes pueden presentar esófago de Barrett sin referir ninguna molestia, lo que ocurre hasta en un tercio de los casos.
Entre los síntomas más frecuentes destacan los siguientes:
- Pirosis: es el síntoma más frecuente. Se define como una sensación de quemazón o ardor detrás del esternón, que es un hueso situado en la parte anterior del tórax. Es típico que el dolor se acentúe después de las comidas y cuando el paciente se coloca tumbado.
- Regurgitación: consiste en expulsar por la boca, sin vomitarlo, un alimento no digerido y contenido en el esófago o el estómago.
- Disfagia o dificultad para tragar.
- Dolor torácico, siendo muchas veces difícil diferenciar este dolor del dolor producido por enfermedades del corazón.
- Además de estos síntomas, que son los más típicos, el reflujo gastroesofágico se puede manifestar a través de otros síntomas menos frecuentes, como eructos, náuseas, hipo, dolor abdominal, o sensación de plenitud tras las comidas. En otras muchas ocasiones el reflujo gastroesofágico (y, por tanto, el esófago de Barrett) puede manifestarse a través de síntomas respiratorios y no digestivos, como molestias en la garganta, afonía, tos, o dificultar para respirar.
Complicaciones del esófago de Barrett
A pesar de todos los síntomas descritos, la verdadera importancia clínica del esófago de Barrett radica en su carácter premaligno, ya que su presencia supone un mayor riesgo de desarrollar adenocarcinoma esofágico. Por ello, cuando se diagnostica un Barrett es necesario realizar, cada cierto tiempo, un seguimiento del paciente mediante la realización de endoscopias (la frecuencia con la que se realizan éstas depende de los hallazgos que se encuentren en dicha prueba).
Finalmente es importante destacar algunas otras complicaciones de esta enfermedad. El reflujo gastroesofágico asociado a esófago de Barrett puede producir, de forma relativamente frecuente, úlceras esofágicas (son más sangrantes que las úlceras situadas sobre una mucosa normal), estenosis (estrechamiento de la luz del esófago, que afecta sobre todo al tercio medio de éste, en la unión entre la mucosa normal y la metaplasia) o hemorragia digestiva.
Diagnóstico del esófago de Barreta historia clínica es una parte muy importante en el diagnóstico del esófago de Barrett. Dado que la causa principal de éste es el reflujo gastroesofágico, y el diagnóstico de esta enfermedad es fundamentalmente clínico (es decir, se realiza en base a los síntomas que refiere el paciente), la presencia de síntomas compatibles con reflujo puede poner en alerta al médico sobre la probable existencia de un esófago de Barrett.
Sin embargo, puede haber reflujo gastroesofágico y no haber Barrett. La prueba que permite diagnosticar de forma definitiva esta enfermedad es la endoscopia digestiva con toma de muestras (biopsia), que son analizadas posteriormente en el microscopio. Esta prueba se realiza por medio de un endoscopio, que es un tubo alargado con una cámara de vídeo en su extremo, el cual se introduce por la boca y permite ver el interior del aparato digestivo superior (esófago, estómago y porción inicial del intestino delgado). Además, permite la realización de biopsias para obtener muestras, las cuales se analizan después al microscopio para comprobar si existe metaplasia o no.
Cuando el patólogo observa al microscopio la sustitución del epitelio escamoso normal del esófago por epitelio cilíndrico intestinal se confirma la existencia de esófago de Barrett. Además, esta prueba permite visualizar de forma directa posibles complicaciones del Barrett como úlceras, hemorragia, o estrechamiento del esófago.