CLAVES PARA DESPERTAR BIEN CADA MAÑANA

CLAVES PARA DESPERTAR BIEN CADA MAÑANA

27 julio, 2022 0 Por dropharma_admin

Despertar bien cada día puede parecer imposible si te has acostumbrado a sufrir este momento. Cuando sientes que salir de la cama es un castigo, tienes que invertir tiempo y energía en dar la vuelta a ese malestar inicial. Pero, si aprendes a despertarte de buen humor y con energía, tu día será mucho más agradable y productivo.Sufrir al despertarse cada mañana no es algo natural o inevitable. Es una conducta que has aprendido a lo largo de muchos años y que has normalizado. Pero salir de la cama sin ganas no debería ser la norma: es algo que haces cada día y no debería suponer tanto esfuerzo.Además, como todos los inicios, la mañana es un momento clave que condiciona el resto de tu día. La expresión “levantarse con el pie derecho o izquierdo” es muy cierta y seguro que has podido experimentarla. Entonces, ¿no sería estupendo mejorar este momento diario y aprovecharlo para aumentar tu bienestar y tu productividad?

Para despertar bien, hay que dormir bien

Aunque parece obvio, muchas veces se pasa por alto este factor: para levantarte bien cada mañana, es necesario que hayas tenido un buen descanso. Tu cuerpo necesita unas 7-8 horas de sueño y, si no lo cumples, es muy complicado que puedas despertarte con energía. Aunque hagas otros cambios, construyas una buena rutina matutina y pongas mucho empeño en despertar bien, si no has descansado lo que necesitas, es muy complicado que logres tener una buena mañana.

Por eso, empieza por asegurarte de que vas a tener las horas de descanso que necesitas. Puede que algún día no puedas cumplir el horario o que tengas dificu

tades para conciliar el sueño, pero eso no deberías ser la norma.

El argumento más común para recortar las horas de sueño es que debes madrugar. Pero, aunque no puedas alterar tu hora de despertar, casi siempre puedes adelantar la hora a la que te acuestas. Pregúntate si lo que haces por la noche, eso que te obliga a dormirte más tarde, es realmente importante o son actividades prescindibles, como ver la tele o mirar redes sociales.

Debes entender que el sueño es clave para tu bienestar y tu rendimiento. Si quieres despertar bien, lo primero que debes controlar es tu hora de irte a la cama. Así que, decide la hora a la que vas a despertarte, resta 8 horas y establece esa hora como el momento para irte a la cama.

Deja de pelearte con el despertador

Cuando sientes cada despertar como una tortura, es lógico que veas al despertador como tu enemigo número uno. Seguro que alguna vez ha sonado el despertador cuando ya estabas fuera de la cama y, aunque no tenías que levantarte, lo has apagado con un poco de malestar. Si alguien tiene como tono de notificación el mismo sonido que tu despertador, seguro que te molesta oírlo. O puede que hayas puesto como despertador una canción que te gustaba y que has terminado odiando.

Estos ejemplos demuestran que has condicionado tu respuesta al despertador. Igual que el perro de Pavlov, cada vez que suena el despertador, aunque no tengas que salir de la cama, sientes malestar, enfado o fastidio. Esta asociación inconsciente, además de generar esas respuestas fuera de contexto, te causa un malestar adicional cada mañana. Así que lo mejor es empezar a romper esta asociación.

Tienes que dejar de ver el despertador como tu enemigo para dejar de sufrir este momento. Puedes usar algún truco como cambiar el sonido o poner como nombre de la alarma alguna frase o palabra que te anime. Pero lo más importante es que dejes de pensar que salir de la cama es una tortura. Este cambio de actitud empezará en tu cabeza y se consolidará hasta que el hecho de despertarte sea una actividad sin carga negativa, como tantas otras que haces a lo largo del día.

Olvida el botón de posponer

Un cambio que marcará la diferencia es dejar de poner varias alarmas y abandonar la costumbre de posponer tu despertador. Estas costumbres hacen que te despiertes con más sensación de cansancio, más enfado y menos ganas de empezar el día.

Cuando suena el despertador y esperas a que suene la siguiente alarma en cinco minutos, vuelves a cerrar los ojos y te duermes. Pero es un sueño muy corto, que no sirve para seguir descansando; cuando vuelve a sonar la alarma y despiertas, la sensación de sueño es mayor que cinco minutos antes. Si esto se prolonga durante 20 o 30 minutos, es casi una tortura autoimpuesta: te adormeces, cuando empiezas a caer en un sueño más profundo, vuelves a despertarte y repites el ciclo.

Si esto no te convence, piensa que esos minutos de sueño superficial y entrecortado podrían ser minutos de sueño de calidad, sin interrupciones. Para evitar perder ese tiempo de sueño, trata de poner una única alarma a la hora en la que realmente quieres despertarte. Como mucho, puedes poner dos alarmas, con una diferencia de no más de cinco minutos. La condición para que esto funcione es no usar esos minutos para intentar volver a dormir, solo para disfrutar un poco más de estar tumbada en la cama, estirarte un poco y hacer una transición un poco más suave.

Es cierto que hay personas con más dificultad para despertarse, pero levantarte bien cada día es más un hábito que un rasgo de personalidad. Es probable que desde que ibas al colegio estés sintiendo el despertar como una tortura, así que puede que te cueste un poco modificar ese hábito, pero es posible.

Cuidado con lo que piensas

Salir de la cama implica pasar de una actitud pasiva a una actitud activa: tienes que trabajar, resolver problemas, enfrentar conflictos y superar dificultades. Estor retos cotidianos forman parte de la vida y no puedes evitarlos, pero sí puedes evitar pensar en todo eso justo antes de poner un pie en el suelo.

Cuando tienes por delante un día interesante, con actividades que te gustan o te emocionan, es probable que salir de la cama no te cueste tanto. En cambio, cuando el día se presenta complicado, la tentación de darte la vuelta y esconder la cabeza bajo la manta es enorme.

También habrás notado que, aunque no te estés preparando para un día complicado, es más frecuente tener pensamientos negativos y estresantes. Lo que sucede es que tu cerebro es un buscador de problemas y tiende a centrarse en los aspectos negativos o peligrosos, para ayudarte a resolverlos. Y eso no te ayuda a salir de la cama.

Para evitarlo, comprométete contigo a mantener los primeros momentos del día libres de estrés: no pienses en tus tareas pendientes o en los problemas que tienes por gestionar. Regálate, como mínimo, esos cinco minutos de calma: desde que suene el despertador hasta que pongas un pie en el suelo, evita las preocupaciones.

Puede que al principio te cueste, porque mantener a raya nuestros pensamientos no siempre es fácil. Para evitar que tu mente divague en busca de preocupaciones, puedes pensar en algo positivo que pasó ayer, hacer un ejercicio de gratitud o repasar tu misión y visión personales. También puedes pensar en algo bueno que esperas de hoy, pero ten cuidado porque, si pones tu mente en modo “pensar lo que vendrá hoy”, es posible que termines repasando tus tareas pendientes.

Elige con cuidado tus primeras actividades

Una vez que has puesto el pie fuera de la cama, sin haber pospuesto el despertador y sin haber ocupado tu mente en preocupaciones, lo has logrado: has vencido la primera resistencia y has salido de la cama con una actitud más positiva. El siguiente reto es vigilar tus próximas actividades, porque algunas elevarán tu nivel de energía para tener un día productivo y otras te harán caer y desperdiciar la inercia que se genera cuando te despiertas con el pie derecho.

Las rutinas de mañana te ayudan a mantener la energía y es muy buena idea construir una propia. Pero, si ahora estás trabajando en mejorar tu despertar, no es el mejor momento para añadir más elementos a tu mañana. Despertar bien es un hábito y, como todos los hábitos, requiere un tiempo para consolidarse. Si durante ese tiempo desvías tu energía para crear otros hábitos de tu rutina de mañana, perderás foco y no consolidarás ninguno.

Hasta que tu hábito de despertar bien no esté totalmente consolidado, puedes conformarte con algunos pequeños gestos para mejorar tu mañana. No hace falta que los trates como un hábito o que los incluyas en tu registro diario; basta con tener en mente qué actividades te ayudan y cuáles no.

  • Las actividades que deberías evitar a primera hora son aquellas que bajan tu energía, te generan preocupaciones o te desvían de tu foco. Por ejemplo: redes sociales, vídeos de entretenimiento, consultar el correo, revisar la agenda, ver noticias que te estresen, un desayuno demasiado pesado, etc.
  • Las actividades que deberías incluir en esta mini rutina de mañana son aquellas que ayudan a tu cuerpo a despertar y te generan una actitud relajada y positiva. Por ejemplo: beber agua, tomar un desayuno saludable, audiolibros o podcast que te enriquezcan, ejercicio o estiramientos, una meditación, etc.