Citomegalovirus

Citomegalovirus

18 febrero, 2025 0 Por dropharma_admin

El citomegalovirus es un virus del grupo herpes que puede provocar graves problemas de salud a las personas con un sistema inmune débil y a los bebés de mujeres que se infecten durante el embarazo. Aprende a evitar el contagio.l citomegalovirus (CMV) es un virus del grupo herpes que afecta a los humanos. La mayor parte de la población mundial se infecta por este virus durante la infancia, y en la edad adulta por cada año de edad se infecta un 1% adicional. En las personas que no tienen problemas en su sistema inmunitario la infección puede pasar desapercibida, o bien causar un leve síndrome mononucleósico, y en estos casos no hay que hacer un tratamiento específico y se resuelven solos.

Después de esta primoinfección o infección primaria, al igual que sucede con otros herpesvirus, el CMV se queda latente para toda la vida en un tipo de células del sistema inmunitario llamadas monocitos, y posiblemente también en otros órganos. En estos casos, las infecciones recurrentes se pueden producir por una reactivación de la cepa del virus latente en las células cuando bajan las defensas de forma importante o por una nueva infección por una cepa distinta.

El mayor problema del citomegalovirus en la edad adulta es que produce cuadros clínicos graves en las personas con inmunodeficiencia (sistema inmune débil) como los trasplantados o los que tienen infección por VIH sin tratamiento antirretroviral.

Citomegalovirus en niños y embarazadas

Para las embarazadas y sus hijos el peligro del CMV está en la infección congénita, porque implica la posibilidad de que el niño tenga graves secuelas que le condicionan para toda su vida.

La primoinfección por CMV durante el embarazo se estima que afecta al 1-7% de las embarazadas previamente negativas según la zona, aunque en algunos lugares en países en vías de desarrollo este porcentaje es más alto. En los casos de primoinfección durante el embarazo, el 40% de los fetos se infecta y, de estos, un 10% manifiesta síntomas al nacer. La mitad de ellos y el 13% de los que nacen sin síntomas iniciales tienen secuelas permanentes, como la sordera.

Por desgracia no existen vacunas para el CMV, ni una forma eficaz al 100% para evitar la infección. La correcta higiene de manos es la medida más importante para evitar la infección. No se recomienda realizar cribado de las embarazadas en el momento actual, pero sí se debe estudiar la inmunidad para el CMV de las personas con infección por VIH o aquellas que vayan a recibir un trasplante.

El citomegalovirus (CMV) se aisló por primera vez en 1956, y aunque ya se habían visto tejidos afectados por este virus en muestras previas se pensaba que las inclusiones citomegálicas eran debidas a un protozoo. El nombre citomegalovirus viene de ‘cito’ que significa célula y ‘megalo’, grande, porque las células infectadas del afectado por el CMV aumentan de tamaño.

El 90% de las personas en los países en vías de desarrollo se han infectado por este virus, y aproximadamente el 60% de la población de los países desarrollados también. En los lugares con malas condiciones sociales y económicas casi todos los niños se han infectado antes de llegar a la adolescencia porque la falta de higiene y las condiciones de hacinamiento favorecen la transmisión entre las personas.

Vías de transmisión del CMV

Este virus se puede transmitir por diversas vías porque se excreta por la orina, la saliva, las secreciones vaginales, el semen y la leche materna. El contagio se suele producir por contacto directo de una persona con los fluidos de un infectado, y la transmisión se puede producir de madre a hijo en el embarazo, durante el parto o por la lactancia materna.

Después del nacimiento, también es muy frecuente el contagio por la saliva en los niños en las escuelas infantiles.

No se sabe con seguridad si el virus se transmite por vía sexual. Es quizá más probable que el contagio se pueda producir por los besos, sobre todo íntimos, con transmisión por la saliva de un infectado. El sexo anal transmite probablemente con mayor eficacia el virus porque la mucosa del recto tiene menos defensas que la vaginal.

Otras vías de transmisión del citomegalovirus son las transfusiones sanguíneas y el trasplante de órganos.

El virus se introduce en las personas por la mucosa respiratoria o el tracto genitourinario. También si se tocan restos de saliva de un infectado y luego se lleva la mano a la boca. En el feto el virus entra por la sangre. Aunque se producen anticuerpos contra el virus y los linfocitos luchan contra él, en las personas con inmunodeficiencia y los fetos esta respuesta no suele ser suficiente para controlar la infección.

Síntomas de la infección por el citomegalovirus

la infección por citomegalovirus (CMV) puede producir diferentes tipos de síndromes según la edad y el estado del sistema inmunitario del individuo afectado. Lo más frecuente en una persona inmunocompetente –es decir, cuyo sistema inmunitario funciona correctamente– es que la infección inicial por el CMV curse de forma asintomática, sin dar problemas ni complicaciones.

En caso de haber síntomas de infección por citomegalovirus, la mononucleosis infecciosa –que habitualmente se atribuye al virus de Epstein-Barr (VEB)– es el síndrome que más se asocia a la infección por el CMV. De hecho, supone la mitad de los casos de mononucleosis no producidas por el VEB y el 8% de todas las mononucleosis. El dolor de garganta, la inflamación de la lengua y el aumento de tamaño de los ganglios del cuello son más leves que en las mononucleosis del VEB. El signo más típico es la fiebre y el aumento de las transaminasas del hígado en la analítica.

En las personas que tienen inmunodeficiencia (el sistema inmune debilitado por su edad o por alguna patología) el CMV puede provocar problemas tanto la primera vez que se entra en contacto con el virus, como por su reactivación cuando se deteriora el sistema inmune. Así, da problemas sobre todo a las personas trasplantadas o con infección por VIH no tratada. En estos pacientes produce sobre todo neumonitis, retinitis, encefalopatía, colitisesofagitishepatitis, o un síndrome febril con bajada del nivel de leucocitos en sangre.

Síntomas y complicaciones en niños de la infección congénita por CMV

La infección congénita por el CMV es la más frecuente de las infecciones congénitas en los países desarrollados. Afortunadamente, solo uno de cada 10 niños tendrá síntomas, aunque cuando estos se presentan pueden ser muy graves, e incluso producir la muerte.

Además, aunque el bebé no presente síntomas de infección por citomegalovirus al nacer, puede experimentarlos a largo plazo. Por ejemplo, puede aparecer alteración de la audición aunque la capacidad auditiva fuera normal en el recién nacido. De hecho, la infección congénita por el CMV es la causa más frecuente de sordera de tipo adquirido (no hereditario).

En cuanto a los otros problemas que puede provocar la infección congénita por el CMV, es típico el retraso del crecimiento intrauterino. Otras manifestaciones son el aumento del tamaño del hígado y el bazo, la infección del ojo en forma de coriorretinitis, la bajada de la cifra de plaquetas, la infección cerebral (encefalitis) y la microcefalia.

En estos casos graves en una tomografía computerizada se puede apreciar la presencia de calcio alrededor de los ventrículos cerebrales, y es habitual que los niños afectados por citomegalovirus tengan secuelas neurológicas graves, con trastornos del desarrollo cognitivo y motor y afectación visual y auditiva.

Diagnóstico de la infección por citomegalovirus

el diagnóstico de la infección por citomegalovirus (CMV) se puede realizar con diversas técnicas de laboratorio. Las muestras que se pueden utilizar dependen de cada caso. Así, se pueden llevar a cabo los estudios de suero o analítica de sangre completa, análisis de orina, saliva, lavado broncoalveolar obtenido por fibrobroncoscopia, o líquido cefalorraquídeo extraído en una punción lumbar. También se puede estudiar el CMV en tejidos de biopsias.

Para diagnosticar una mononucleosis, o bien determinar la situación de un donante o receptor de órganos antes del trasplante se realizan técnicas de diagnóstico serológicas. En concreto, se estudia por un lado la presencia de anticuerpos de tipo IgM, que indicaría una infección primaria o reciente. El problema es que tiene muchos falsos positivos, por lo que no es conveniente usarlo en mujeres embarazadas.

La IgG a su vez, si se positiviza habiendo sido negativo previamente, indica también infección primaria. En una mujer embarazada en la que ambos tipos de anticuerpos –IgM e IgG– den positivo, habría que realizar un tipo de prueba especial llamada test de avidez. Un porcentaje de avidez bajo (<35%) indica infección reciente y un porcentaje mayor del 65% sería indicativo de infección pasada o de hace varios meses. Realmente, no se recomienda un cribado serológico de CMV en las embarazadas porque no hay vacuna ni tratamiento, y por la dificultad de detectar una infección recurrente.

Otras pruebas que se pueden utilizar para el diagnóstico de la infección por CMV son la realización de alguna de las siguientes técnicas de las muestras comentadas:

  • Prueba de antigenemia, en la que se detecta una proteína del virus.
  • Cultivo del CMV en fibroblastos humanos, sobre todo con la técnica de shell-vial.
  • Quantiferon-CMV: determinación de la respuesta inmune celular, que consiste en detectar la capacidad del paciente para generar una respuesta inmune contra el virus.
  • Detección de material genético del CMV por la técnica de la reacción en cadena de la polimerasa.
  • Adicionalmente se pueden realizar estudios de resistencias a antivirales.

El método de diagnóstico aplicable depende de la situación clínica:

  • En la mujer embarazada, como se ha comentado, se utilizan la seroconversión de la IgG y las pruebas de avidez, además del cultivo o la PCR.
  • En el recién nacido son de aplicación también el cultivo y la PCR, además de la IgM.
  • En los donantes de órganos se realiza la IgG, al igual que en el receptor, pero en estos además se puede realizar el Quantiferon-CMV, la antigenemia, el cultivo, o la PCR.
  • La infección primaria en las personas inmunocompetentes se diagnostica con IgM e IgG.