Gelsemium en homeopatía: ¿qué es y para qué sirve?
1 marzo, 2023Dentro de la homeopatía, el gelsemium es un medicamento natural que, debido a sus propiedades sedantes, ansiolíticas y analgésicas, se utiliza como terapia paliativa para tratar principalmente enfermedades de tipo psicológicas, emocionales y nerviosas (aunque también otras virales y de índole metabólico).El gelsemium es una indicación homeopática recetada especialmente para tratar la emotividad espontánea, la ansiedad, falta de seguridad en reuniones laborales e incluso el miedo escénico; es ideal para afrontar situaciones nuevas o poco habituales, en donde un temor lógico puede hacerse patológico. Esto incluye episodios no convencionales y extraordinarios, como una mala noticia, la muerte de un ser querido, la pérdida de un empleo, terror a la muerte, depresión severa, alteración del comportamiento, síndrome vertiginoso (sensación similar a la bajada abrupta en un ascensor), situaciones de extrema tristeza o de desesperación.Además, se utiliza en otros trastornos como insomnio, timidez marcada, dolor de cabeza intensos, mareos, confusión, migraña con diplopía (visión doble), y también para aliviar la sudoración profusa, fiebre, gripes a repetición, escalofríos, debilidad y fatiga muscular.
¿Cómo funciona el gelsemium?Se estima que su mecanismo de acción radica en la efectiva regulación de una hormona (específicamente la alopregnanolona, un neuroesteroide prototípico presente en la sangre y en el cerebro). Bajas concentraciones de la alopregnanolona son compatibles con sensaciones de inseguridad, angustia y depresión, y el gelsemium entonces intervendría en la producción de esta hormona, devolviéndole al paciente autoconfianza y proporcionándole la seguridad necesaria para afrontar con entereza y valor situaciones conflictivas de la vida, incluyendo las atípicas y especialmente paralizantes.Lo que se debe tener en cuenta es que administrarlo en grandes concentraciones resulta tóxico y potencialmente peligroso para la salud.En el mundo de hoy, donde hay una elevadísima exigencia, competitividad, y todo parece viajar a la velocidad de la luz, la obligación de ser exitosos y la auto programación de tener que cumplir con todo fuerza a que vivamos a un ritmo anómalo, como si fuéramos corredores de automovilismo; muchas veces nos sentimos presionados, aturdidos, y desestabilizados, a tal punto que somos capaces de recurrir a cualquier método o remedio con tal de aliviar un poco esa “olla a presión” en que se ha trasformado nuestro organismo desbordado; es justo aquí donde debemos poner un alto y pensar que, como primera medida, lo ideal es consultar con un profesional clínico, quién nos derivará al área de salud pertinente, para ayudarnos con ese estrés abrazador, que muchas veces puede derivar en un cuadro severo (fundamentalmente fobia, un miedo sobredimensionado e imposible de controlar). Por eso intentemos no llegar a ese estadío más grave, consultando oportunamente.Otra recomendación es que vivamos un minuto a la vez, una hora a la vez, un día a la vez; vivamos con el tiempo de la naturaleza, con la salida y puesta del sol, con la velocidad de la brisa y del paso de las nubes. Sólo podemos realizar una cosa por vez, así que intentemos disfrutarla; busquemos relajarnos, y dejemos de acumular “cantidad” y atesoremos más “calidad”. Con esta armonía difícilmente la enfermedad toque a nuestra puerta, porque siempre estaremos “ocupados” disfrutando.