Grasa beige ‘indispensable’ para proteger el cerebro de la demencia
17 agosto, 2021 0 Por dropharma_adminLas células grasas o adipocitos beige son indispensables para que se produzcan los efectos neuroprotectores y antiinflamatorios de la grasa subcutánea que protegen el cerebro y previenen el deterioro cognitivo y la demencia.
intar las paredes de tu hogar de color beige puede ayudarte a sentirte en calma, y los científicos tienen ahora nuevas evidencias de que la grasa beige tiene un efecto parecido sobre el cerebro, reduciendo la inflamación asociada con la grasa más común, la blanca, y proporcionando protección contra la demencia, ya que un nuevo estudio ha descubierto que las células de grasa beige o adipocitos son indispensables para la actividad neuroprotectora y antiinflamatoria de la grasa subcutánea.
En concreto, se ha encontrado que las células de grasa beige que se hallan típicamente mezcladas con las células de grasa blanca en la grasa subcutánea en las personas con un cuerpo en ‘forma de pera’, actúan como mediadoras de la grasa subcutánea que protege el cerebro, según han explicado los autores del trabajo, la Dra. Alexis M. Stranahan y sus colegas, en un artículo publicado en Nature Communications.El cuerpo en ‘forma de pera’ se caracteriza porque el peso generalmente está distribuido de manera más uniforme, mientras que los individuos con un cuerpo en ‘forma de manzana’ presentan una acumulación de grasa alrededor del abdomen que con frecuencia también rodea órganos internos, como el hígado. Se considera que los primeros tienen menos riesgo de sufrir problemas cardiometabólicos, como enfermedades del corazón y diabetes, o deterioro cognitivo, afirma Stranahan, que es neurocientífica en el Medical College of Georgia de la Universidad de Augusta.
La falta de adipocitos beige acelera la disfunción cognitiva
De hecho, los investigadores observaron que sin los adipocitos beige, y en el marco de una dieta alta en grasas, la grasa subcutánea comenzaba a actuar como grasa visceral peligrosa y enviaba un mensaje a las células inmunes del cerebro para que desencadenaran la inflamación, que a la larga deteriora la cognición.
Para realizar algunos de sus estudios, los científicos utilizaron ratones macho en los que se había eliminado un gen específico que evita que los adipocitos en la grasa subcutánea se vuelvan beige, de forma que la grasa subcutánea se asemeja más a la grasa visceral. Al alimentarlos con una dieta rica en grasas se observa que estos animales desarrollan diabetes más rápidamente que los que tienen cantidades normales de grasa beige. También se sabía que al trasplantar grasa subcutánea beige a un ratón obeso su perfil metabólico mejoraba en unas semanas, por lo que los autores del nuevo estudio decidieron averiguar qué impacto tenía esto en los problemas cognitivos.Comprobaron así que mientras que los ratones normales y aquellos a los que se había eliminado el gen ganaban aproximadamente la misma cantidad de peso en cuatro semanas, pero los que carecían de grasa beige funcional mostraron una disfunción cognitiva acelerada en las pruebas, y sus cerebros y cuerpos presentaron una fuerte y rápida respuesta inflamatoria a la dieta alta en grasas, que incluyó la activación de las células microgliales, las células inmunes que se encuentran en el cerebro y que pueden aumentar la inflamación y contribuir a la aparición de demencia y otros problemas cerebrales.
Normalmente se hubieran necesitado alrededor de tres meses de dieta alta en grasas para que los ratones mostraran el tipo de respuestas que se observaron en aquellos sin el gen en un solo mes. Para analizar con más detalle el efecto de la grasa beige, también trasplantaron grasa subcutánea procedente de ratones jóvenes y sanos en la zona visceral de los ratones que habían desarrollado obesidad y comportamientos asociados a la demencia tras seguir una dieta alta en grasas durante entre 10 y 12 semanas.
Los efectos de dicho trasplante se tradujeron en una mejora de la memoria de los animales y en el restablecimiento de la plasticidad sináptica normal –la capacidad de las neuronas para conectarse y comunicarse entre ellas– en el hipocampo, que constituye el centro del aprendizaje y la memoria en lo profundo del cerebro. Estos cambios positivos se relacionaron con los adipocitos beige presentes en la grasa subcutánea trasplantada, afirman Stranahan y sus colegas.
Si podemos averiguar por qué la grasa beige limita la inflamación y quizá de qué forma mejora la plasticidad del cerebro, entonces podríamos imitar sus funciones de alguna manera con un fármaco, o estimulando la aparición de estos adipocitos con frío, o incluso extrayendo algo de esa grasa subcutánea mientras una persona es joven, congelándola, y administrándola después cuando sea más vieja, ha explicado Stranahan.