Qué es la hipertensión arterial
20 mayo, 2021La presión arterial es la fuerza necesaria para que la sangre circule a través de los vasos arteriales. Cuando esta fuerza ejercida por el corazón a las arterias de forma sostenida es excesiva o más alta de lo recomendable, se habla de hipertensión arterial (HTA). Actualmente existe consenso entre los expertos para definir la hipertensión como aquellas cifras de tensión arterial por encima de 140/90, si bien lo deseable sería estar en 130/80 como límite máximo.
De estas dos cifras, una o ambas pueden ser altas en los hipertensos. Así pues nuestra tensión arterial es alta cuando supera las cifras de 140/90 mmHg. Se entiende que tenemos una presión arterial normal cuando la cifra que nos han medido es inferior a 120/80 mmHg. Y si estos valores de presión arterial son superiores a 120/80 pero no llegan a 140/90 se conoce como prehipertensión y habría que empezar a cuidarse aún más.
La hipertensión arterial es el principal factor de riesgo cardiovascular. Se la conoce como ‘el asesino silencioso’, porque en la mayoría de casos no presenta síntomas, por lo que se pueden llegar a desarrollar problemas cardiacos, cerebrales o renales sin ser conscientes de padecer hipertensión. La OMS estima que unos 1.000 millones de personas padecen hipertensión en todo el mundo, con unas cifras de mortalidad que se acerca a los 9 millones de fallecimientos anuales por esta causa. En España, alrededor del 30-40% de la población adulta es hipertensa, incluyendo aquellas personas que lo desconocen. Si hablamos de mayores de 60 años, este porcentaje se incrementa hasta el 60%.Por lo general si has tenido algún problema relativo a la tensión tu médico te la revisará con frecuencia, en todo caso, sobre todo si se tienen antecedentes familiares o sospechas de sufrir un problema de presión arterial elevada, conviene chequearse los niveles de tensión de forma frecuente y acudir a su médico en caso de lo que las cifras no estén dentro de lo normal.
Causas de hipertensión arterial
La mayor parte de las veces no hay una causa concreta desencadenante de hipertensión, por lo que se denomina hipertensión primaria o hipertensión esencial. El 90-95% de los hipertensos serían de este grupo. A pesar de no haber causa específica sí se sabe que hay condicionantes que aumentan la probabilidad de desarrollar hipertensión arterial, como son la edad avanzada –ya que los vasos sanguíneos se vuelven más rígidos a medida que envejecemos– y los antecedentes familiares de HTA.
La presencia de otras enfermedades como diabetes, colesterol elevado y obesidad también predisponen a padecer hipertensión arterial (se conoce como hipertensión secundaria), así como si eres una persona que con frecuencia sufre estrés o ansiedad.
Hay un porcentaje más pequeño de casos en los que la hipertensión arterial es secundaria a alguna circunstancia concreta: consumo de alcohol (sobre todo en el sexo masculino), tabaquismo, algunos fármacos (corticoides, antiinflamatorios, anticonceptivos en mujeres, antimigrañosos), enfermedades renales, y otros trastornos menos comunes.
Riesgos y complicaciones de la hipertensión arterial
La hipertensión arterial es el principal factor de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, que son todas aquellas que afectan a los vasos arteriales (infarto de miocardio, ictus…). Particularmente es esencial la prevención y su control para evitar el ictus (tanto infarto cerebral como hemorragia cerebral). Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en nuestro entorno. Por tanto es prioritario que la población conozca cuáles son los factores de riesgo y las consecuencias de esta enfermedad de cara a tomar las medidas necesarias para modificar los estilos de vida e intentar el cumplimiento del tratamiento cuando el médico lo inicie.
No existe un riesgo cero, y no hay línea divisoria por debajo de la cual no haya ningún riesgo, pero los valores en que consideramos la tensión normal son los que menor riesgo tienen de complicaciones.
Complicaciones de la hipertensión
La hipertensión puede ser el primer signo, y el más fácil de medir, que indique que muchos órganos en el cuerpo están siendo atacados y corren el riesgo de sufrir lesiones. El reconocimiento precoz de lesiones, y el control y tratamiento de la hipertensión arterial, pueden retrasar el avance de las enfermedades cardiovasculares generadas por esta.
Los principales órganos a los que afecta la hipertensión arterial son el corazón, los riñones, el cerebro y las arterias. En el corazón, la HTA es el principal factor de riesgo para enfermedades como la angina de pecho o el infarto de miocardio. La tensión alta no controlada a lo largo del tiempo puede conducir a una insuficiencia renal, que puede requerir diálisis. En el caso de los riñones, éstos pueden ser una complicación de la HTA, pero también el origen del problema puesto que se consideran una de las causas de hipertensión secundaria.
Como se ha mencionado con anterioridad, el ictus y la hipertensión arterial tienen una relación directa y potente. Así, la incidencia de ictus en algunas zonas de Europa en los últimos años ha descendido en la medida en que se ha conseguido un mayor control de la HTA.
Y en cuanto a las arterias, la hipertensión provoca el deterioro de éstas provocando endurecimiento y estrecheces que pueden originar un déficit en el riego de los distintos órganos.
Como es lógico, cuando ya existe una lesión orgánica en los tejidos (cerebro, corazón, riñón y vasos sanguíneos) el pronóstico es peor. Se pueden desarrollar enfermedades graves y que pueden provocar la muerte. En general, a más tiempo de evolución y peor control de la presión arterial, más posibilidades de que exista lesión en esos órganos.
Diagnóstico de la hipertensión arterial
El diagnóstico de la hipertensión arterial debe hacerse con la medición de la presión arterial (esfigmomanometría) en la consulta o fuera de ésta. Consideraremos las cifras expuestas con anterioridad para establecer el diagnóstico. Para evitar una medición condicionada por estados emocionales alterados, ansiedad por la presencia del médico (“hipertensión de bata blanca”), etcétera, se aconsejan dos métodos:
- La automonitorización de la presión arterial o AMPA: en la que uno mismo con un aparato digital correctamente calibrado y validado se realiza dichas mediciones en su domicilio.
- La monitorización ambulatoria de la PA o MAPA: el dispositivo se coloca en el brazo del individuo durante 24 h y va registrando, cada 20 minutos durante el día y cada 40-60 minutos durante la noche, las distintas cifras de PA registrándolas en un aparato acoplado a la cintura.
Para la población general, el Programa de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud (PAPPS) recomienda tomar la presión arterial al menos una vez hasta los 14 años de edad y, si es normal, repetir la toma cada 4-5 años hasta los 40. A partir de los 40 cada 1-2 años sin límite de edad. Si existiera algún otro condicionante concreto se realizará con la periodicidad que sea procedente, según criterio del médico.La línea divisoria entre tensión normal y tensión alta es arbitraria, ya que no hay valores que signifiquen riesgo cero, pero si las presiones arteriales se mantienen en cifras superiores a 140/90 mm Hg en varias determinaciones (habitualmente un mínimo de tres) se establece el diagnóstico de hipertensión.
Pruebas complementarias para detectar la hipertensión
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un estudio básico que consiste en la realización de un electrocardiograma, una analítica de sangre para medir valores de glucosa, colesterol, potasio y creatinina (función renal), un análisis de orina donde determinar la presencia de glucosa y proteínas, y un examen del fondo de ojo.
Para el diagnóstico de la hipertensión secundaria se requieren estudios más sofisticados según la causa que se quiera demostrar.
En cuanto a la detección del riesgo personalizado del paciente hipertenso, se puede realizar una medición del grosor de sus arterias carótidas, una determinación del índice tobillo-brazo (para verificar el daño arterial establecido en las ramas de la aorta) y un ecocardiograma que puede poner de manifiesto el crecimiento y un funcionamiento alterado del corazón como consecuencia de un mal control de la presión arterial.
Últimos métodos para diagnosticar la hipertensión
Se están probando varios métodos que pueden ser útiles para detectar la hipertensión y el consecuente riesgo cardiovascular del paciente. Entre ellos, la ecografía abdominal y cardíaca, la ecografía de carótida y las técnicas de valoración de disfunción endotelial.
Otra técnica que se está comenzando a implantar en unidades especializadas es la bioimpedancia transtorácica, que permite, además de saber si el paciente tiene hipertensión arterial, cuál es la causa que la origina, lo que facilita la elección del mejor tratamiento para el hipertenso.