Plantas medicinales en el embarazo
2 febrero, 2021 0 Por dropharma_adminEmbarazo y plantas medicinales no tienen por qué estar reñidos, pero debes conocer qué plantas, hierbas, aceites y especias debes evitar durante la gestación o la lactancia, y cuáles puedes usar con cautela.
Los principios activos de las plantas pueden interferir en determinadas funciones del organismo de la embarazada e incluso podrían llegar a generar daños más o menos importantes, tanto en ella como en el feto. Muchos facultativos, sean médicos de cabecera o pediatras, suelen desaconsejar el consumo de plantas medicinales durante el embarazo, al menos durante el primer trimestre de gestación, porque en muchos casos no se puede contar con la seguridad de que no se van a producir interacciones indeseadas. Lo cierto es que son pocos los estudios realizados que evalúen el efecto de las plantas medicinales sobre el organismo de la mujer y el feto en desarrollo.
La mujer embarazada es especialmente sensible y vulnerable a posibles reacciones adversas por ingesta de alimentos, entre ellos las plantas medicinales. Es por ello que toda precaución es poca ante la posibilidad de desarrollar cualquier problema que pudiera suponer el más mínimo riesgo para la salud de la madre y de su criatura. En este artículo te ayudamos a distinguir entre aquellas plantas de consumo frecuente que es imprescindible evitar durante el embarazo, de las que se pueden consumir con tranquilidad si no se sobrepasan las dosis recomendadas.
No hay razón alguna para que la madre renuncie al placer de una tisana o siga utilizando determinadas plantas para aliviarse trastornos de la digestión o de la respiración como venía haciendo hasta ahora, por poner un ejemplo, siempre que el consumo sea equilibrado y se elijan aquellas plantas exentas de todo peligro.
Compuestos de las plantas medicinales no apropiados para embarazadas
Determinados componentes bioquímicos de las plantas pueden generar efectos contraproducentes en la mujer en gestación a diferentes niveles. Es cierto que en muchos casos se requiere consumir grandes cantidades para que ese riesgo sea significativo, pero conviene estar bien informados para evitar cualquier problema. Por ello, no te olvides nunca de preguntar sobre sus principios activos cuando adquieras una planta medicinal en el herbolario.
A grandes rasgos, si estás embarazada, y sin entrar en especificaciones, cabe estar alerta ante la presencia de principios activos que pueden presentar una cierta toxicidad o provocar irritación gástrica y posibles reacciones alérgicas, como:
- Alcaloides, por su efecto hepatotóxico y neurotóxico.
- Taninos, por su efecto irritante y potencialmente oxitócico.
- Principios amargos, por su efecto irritante, y en algunos casos oxitócico.
- Algunos compuestos flavónicos.
- Compuestos antraquinónicos, por su potencial laxante y purgante.
- Fitosteroles y otros estrógenos naturales, por su potencial abortivo.
- Aceites esenciales, por su potencial tóxico a diferentes niveles.
Plantas medicinales que debes evitar en el embarazo
Las plantas medicinales con efectos emenagogos, es decir, que tienen la capacidad de regular la menstruación, pueden ser peligrosas durante la gestación, e incluso abortivas, si se toman en dosis altas o inadecuadas. Es el caso, por ejemplo, de plantas tan conocidas y consumidas como la salvia, la artemisa, la caléndula, la milenrama, la manzanilla romana, el ajenjo, la pasiflora o el poleo.
Las plantas ricas en alcaloides pirrolizidínicos e indólicos, por su potencial tóxico a nivel hepato-renal y por la acción hipotensora (ejemplo, la vincamina), también deber ser evitadas por las embarazadas. Es el caso de la cola de caballo, la borraja, la consuelda, la vincapervinca y otras similares.
Las plantas que presentan una acción estrogénica u hormonal deben ser utilizadas con mucha cautela y siempre consultando con el ginecólogo, a fin de evitar efectos indeseados. En algunos casos pueden ser adecuadas, pero a priori se desaconsejan. Es el caso de la artemisa, el sauzgatillo, la salvia, el cilantro, la alfalfa, el ginseng o el hinojo.
Las hay que pueden ocasionar contracciones uterinas (efecto oxitócico) y llegar a provocar el sangrado, acelerar el parto, o ser potencialmente abortivas. Entran dentro de este espectro plantas tan conocidas como la ruda, la angélica, la matricaria, el hisopo, el perejil, la verbena, la milenrama, la pasiflora y el clavo, entre otras.
Las plantas con efectos laxantes más o menos fuertes, muchas de las cuales suelen contener antraquinonas, deben ser evitadas también durante el embarazo, ya que la estimulación del peristaltismo intestinal pudiera ocasionar contracciones uterinas. Son plantas laxantes de uso corriente la frángula, la cáscara sagrada, el sen, o incluso el aloe en uso interno.
Las plantas ricas en taninos pueden provocar irritación gástrica y, en dosis altas, presentar también un efecto oxitócico. Es el caso de la gayuba, la cola de caballo, la acedera o el hipérico, entre otras.
Las plantas ricas en principios amargos pueden dañar el desarrollo normal del feto y provocar también contracciones uterinas, con riesgo de aborto. Es el caso de la centaura menor, la genciana, el agracejo, la angélica, el boldo, el harpagofito y otras.
Las plantas especialmente ricas en fitosteroles y otros estrógenos naturales, que pudieran suponer un riesgo al desarrollo del feto y a la salud de la madre. Contienen estos componentes plantas diversas como la alfalfa, el lúpulo, o el trébol rojo.
Plantas ricas en ácido salicílico, como el sauce blanco y la ulmaria, no se recomiendan tampoco durante el embarazo.
Las plantas ricas en aceite esencial, dentro de las cuales se incluyen buena parte de las hierbas aromáticas, por su potencial tóxico e irritante a diferentes niveles, a los que suma también un efecto oxitócico. Generalmente se habla de la ingesta del aceite esencial puro o en extracto, pero como medida de prudencia durante el embarazo y la lactancia se aconseja no consumir plantas ricas en estos componentes, ni siquiera en infusión o como condimento, sobre todo durante el primer trimestre de embarazo. Es el caso de la mostaza, el orégano, la ajedrea, el boldo, el enebro y de buena parte de las especias.
Y, por supuesto, se debe evitar todo contacto con aquellas plantas que son tóxicas a todos los niveles y para cualquier perfil de consumidor, y que difícilmente se podrían adquirir en un herbolario, como es el caso del ricino, el acónito, el cólquico, la belladona, la dulcámara o el estramonio.
Alimentos con hierbas no recomendados
- El café, al menos en el primer trimestre no tomar más de una taza al día, mejor descafeinado.
- El té negro, es excitante y puede interferir en la absorción de hierro y calcio durante el embarazo.
- Las salsas con hierbas aromáticas, como el pesto (albahaca), la salsa bearnesa, o la provenzal.
- Los tés con especias, que lleven canela, cúrcuma o cardamomo.
- Ensaladas que incluyan plantas muy amargas como berro o canónigos.
- Guisos especiados con romero, ajedrea, cilantro, estragón o tomillo.
- Caldos o patés vegetales que incorporen perejil o cilantro.
- Magdalenas y otros dulces con especias.
- Jugos de frutas con edulcorantes sintéticos (aspartamo y afines)
- Ratafías y licores de hierbas.
Hierbas aromáticas, aceites esenciales y especias durante el embarazo
El consumo de aceites esenciales puros por vía oral suele estar desaconsejado para todas las personas, y más aún en el embarazo y el periodo de lactancia, por el riesgo que entraña para la mujer gestante y el feto en desarrollo. Como en el embarazo hay que extremar las precauciones, los pediatras suelen aconsejar desterrar el consumo de hierbas aromáticas, también en formas más livianas, como es la infusión, durante los periodos de gestación y lactancia. Sólo se salvan, y consumidas en dosis ponderadas, plantas de efectos suaves como la melisa, el anís verde, la menta o la manzanilla. Otra cosa muy distinta es su uso por vía externa.
Los aceites esenciales son sustancias volátiles de composición compleja y variada, que se encuentran en partes diversas de las plantas, especialmente en las hojas, pero también en las raíces, en la corteza, en los frutos o en las semillas. Proporcionan a la planta una función polivalente. Por un lado, las protegen de la afectación por parte de bacterias, hongos y ácaros, y también pueden defenderlas de ser devoradas por animales herbívoros, al emanar una fragancia que resulta ofensiva para éstos. Lo mismo sucede con muchos insectos, que de otra manera acabarían aniquilando a la planta. Pero, al mismo tiempo, esas mismas esencias se comportan como un lenguaje químico, que satura el ambiente, y atrae a determinados insectos invitándoles a que visiten la flor para recoger el néctar o el polen, y contribuir así en la polinización de la planta.
Son estos aceites esenciales los que aportan el aroma penetrante y el sabor a las hierbas aromáticas que todos conocemos. Y estas plantas han merecido la atención del hombre desde la antigüedad para el aprovechamiento terapéutico o cosmético de dichas fragancias. Se han usado como perfumes naturales, y constituyen la materia prima de los remedios en aromaterapia. En dicha práctica, los aceites se usan tanto por vía externa como interna, y actúan sobre dolencias físicas y emociones. Se han empleado también como insecticidas y acaricidas ecológicos, y en muy diversos remedios tradicionales y caseros.
Las especias, mejor evitarlas durante el embarazo
Las especias son plantas que aportan sabor, color y aroma a los platos. Esta característica les viene dada por algunos de los principios activos que contienen, en especial, el aceite esencial y sus distintos componentes, alcoholes terpénicos como el borneol, taninos y derivados como el flobafeno, alcaloides y sustancias picantes presentes en oleorresinas y principios amargos, como los gingeroles del jengibre, o la capsicina de la cayena. Si estás habituada a consumir especias con tus platos, si tienes la sana costumbre de espolvorear azafrán o cúrcuma sobre tus ensaladas o arroces, nuez moscada en tu salsa bechamel, o jengibre en tus tés, quizás te cueste renunciar a ello en cuanto quedes embarazada y mantener esta renuncia durante el embarazo y el periodo de lactancia. Pero lo cierto es que los expertos consultados recomiendan evitar estos productos durante todo este largo periodo, o en todo caso consumirlos de manera muy moderada y siempre contando con el visto bueno del médico de confianza.
En general, en dosis muy moderadas y si está acostumbrada a su consumo, las especias no deberían generar problemas, pero si se toman de forma repetitiva o en dosis más altas pueden generar inflamación en las mucosas gástricas, gastritis, vómitos y diarreas. El jengibre, por ejemplo, que se suele recomendar para aliviar las náuseas y mareos asociados al embarazo, según MedLine, a dosis altas puede llegar a provocar hemorragias internas y afectar a las hormonas sexuales del bebé. Aunque otros estudios califican de mínimo este riesgo.
Lo prudente, ante la duda, es evitar todo riesgo y dejar las especias para cuando el bebé haya dejado de mamar. Como alternativa, los herbolarios nos recomiendan recurrir al jengibre, para combatir mareos y náuseas, en forma de caramelos, que es mucho más inofensiva.
Plantas medicinales que se pueden consumir estando embarazada
El mundo de las plantas medicinales es amplio y complejo, y la mujer embarazada no tiene por qué renunciar a su consumo, sino dejarse asesorar bien, y elegir aquellas especies exentas de todo riesgo.
Algunas de las plantas de consumo corriente que los expertos no vetan a las embarazadas son las que citamos a continuación:
- Avena, como tranquilizante, para el insomnio, como aporte vitamínico, ligeramente laxante y como diurética en caso de edemas y retención de líquidos.
- Manzanilla, en dosis moderadas e informando al pediatra. Como digestiva, para combatir náuseas y espasmos gastrointestinales, y como tranquilizante suave en estados nerviosos.
- Menta, también en dosis moderadas, para la migraña, las alteraciones gastrointestinales, las náuseas y los vómitos.
- Frambueso, las hojas, para tonificar y relajar el útero, como antiinflamatorio, diurético y antidiarreico.
- Melisa, con moderación, es apta para combatir los estados de nervios, el insomnio leve
- Saúco, flores y hojas, en dosis ponderadas, para afecciones respiratorias y como diurético en caso de edemas y retención de líquidos.
- Lino, en dosis moderadas y consultando antes al ginecólogo o al pediatra. Destinado a combatir el estreñimiento, un trastorno frecuente en el embarazo.
- Jengibre, de nuevo con moderación y mejor sólo en los últimos meses de gestación, como un recurso natural contra las náuseas y los vómitos, que suelen hacer su aparición a partir de la cuarta o sexta semana de embarazo.
- Maíz, los estigmas o barbas, en infusión mixta, para combatir los edemas y la retención de líquidos. En dosis moderadas.
- Aloe, sólo por vía tópica, para tratar la sequedad de piel, las estrías y la irritación de la piel.
- Anís verde, con moderación, para combatir la hinchazón abdominal y los gases, así como el mal aliento.
- Tilo, en infusión, para calmar los nervios y aliviar la jaqueca.
- Rosal silvestre, los frutos –escaramujos– como aporte vitamínico y para combatir la debilidad y la astenia. Y las hojas, como laxante suave.
- Ortiga, como remineralizante y vitamínica, en caso de anemia, debilidad, astenia.
- Caléndula, sólo por vía externa, sobre pieles irritadas, estrías, dermatitis, etcétera.
- Espino albar, en infusión, para calmar los nervios y las palpitaciones nerviosas.
- Bardana, con moderación, para tratar infecciones urinarias como la cistitis y para prevenir los edemas y retención de líquidos.
- Diente de león, en decocción y en alimentación (las hojas), como digestiva, diurética, depurativa, para los edemas y la retención de líquidos.
- Vid roja, en uso externo o interno, en caso de varices y hemorroides.
- Hierbaluisa, en infusión, para aliviar la pesadez estomacal y los espasmos gastrointestinales.
- Llantén mayor, en infusión, extracto, jarabe o tintura, para afecciones y alergias respiratorias. Dosis moderadas.
- Malva, en infusión o extracto, para los mareos y náuseas, como un laxante suave, y en aplicación tópica sobre pieles irritadas y estrías.
- Malvavisco, en decocción o jarabe, para afecciones respiratorias y estreñimiento leve.
- Arándano, las hojas y los frutos como diurético y tónico venoso, para aliviar las varices y hemorroides, para la retención de líquidos, y en uso externo sobre varices, eccemas, granos y dermatitis
Infusiones aptas para embarazadas
Te ofrecemos algunos ejemplos de infusiones con plantas medicinales que sí puedes tomar aunque estés embarazada:
Digestiva: para aliviar problemas estomacales.
Ingredientes:
Manzanilla, menta, anís verde y flor de azahar.
reparación:
Separas una cucharada sopera rasa de la mezcla a partes iguales. Calientas el agua y la viertes sobre la planta, depositada previamente en una tetera o similar. Lo tapas y esperas 10 minutos que se infunda.Dosis:
Dos o tres tazas al día, pero mejor evítala justo antes de ir a acostarte.
Tranquilizante: para combatir los nervios, el insomnio y las palpitaciones nerviosas.
Ingredientes:
Melisa, amapola, espino albar, avena y anís verde.Preparación:
Infundes una cucharada sopera rasa de la mezcla a partes iguales. Lo dejas en reposo 10 minutos y cuelas.Dosis:
Dos tazas al día, la última media hora antes de acostarte, si padeces de insomnio.
Antiálgida y antiinflamatoria: para aliviar el dolor de espalda y la jaqueca.
Ingredientes:
Ulmaria, tilo, manzanilla y menta.Preparación:
Separas una cucharada sopera rasa de la mezcla a partes iguales. Calientes el agua y la viertes sobre la planta, depositada previamente en una tetera o similar. Lo tapas y esperas 10 minutos que se infunda.Dosis:
Una o dos tazas al día.
Laxante: para aliviar el estreñimiento.
Ingredientes:
Malva, lino, rosal silvestre y menta.Preparación:
Hierves apenas 1 minuto una cucharada sopera rasa de la mezcla por vaso de agua. Dejas en reposo 10-15 minutos.Dosis:
Una o dos tazas al día, acompañado de un consumo generoso de agua.
Diurética y depurativa: para la retención de líquidos y los edemas.
Ingredientes:
Diente de león, ortiga, frambueso y barbas de maíz, más un edulcorante natural tipo anís estrellado o estevia.Preparación:
Hervimos 2-3 minutos una cucharada sopera rasa de la mezcla a partes iguales por vaso de agua. Dejamos en reposo 10 minutos y colamos.Dosis:
Dos tazas al día, la última a media tarde.