¿Qué es el síndrome del ocaso o sundowning?
16 diciembre, 2020Cuando llega la tarde y cae el sol, algunos mayores que padecen demencia, presentan una mayor agitación, confusión, ansiedad, irritabilidad, e incluso alucinaciones. Esto, es conocido como síndrome del ocaso o sundowning, pero, ¿qué es eso? David Curto, jefe de la Dirección Asistencial de Sanitas Mayores explica que “este síndrome es un problema geriátrico que aparece al ponerse el sol. Al atardecer, los ancianos con demencia comienzan a agitarse y su conducta empeora”.
Esto sucede debido a que sus alteraciones cognitivas trastornan el ritmo biológico, provocando que no puedan reconocer la hora de dormir o despertarse. “La propia enfermedad hace que la tolerancia a depende qué estímulos disminuya de cara a la tarde”, apunta Curto.
Pero el Síndrome del Ocaso, no sólo es un trastorno relacionado con las demencias, sino que también se da en aquellas personas que tienen una depresión estacional. Durante los meses de otoño e invierno se adelanta la caída del sol, hay menos horas de luz, por lo que este hecho conlleva la presencia de sentimientos de tristeza, ansiedad o irritabilidad. Curto señala que, con
respecto a las personas que padecen demencia, mucha gente piensa que tienen una conducta agresiva, pero no es así, “en la mayoría de los casos es una forma que tienen de comunicarse, ya que su capacidad de transmitir información es reducida, por lo que al final es una manera de interpretar lo que quieren decir”.
Según un estudio en The American Journal of Psychiatry, este síndrome es más frecuente de lo que la gente cree, y constituye uno de los fenómenos más comunes que ocurren en la medicina geriátrica. Sin embargo, Curto señala que “es complicado determinar la incidencia de personas que lo padecen ya que no hay estadísticas que muestren un porcentaje exacto. Se podría afirmar que todas aquellas personas que padezcan demencia o ese tipo de depresión les ocurre. Evidentemente, a mayor grado de deterioro cognitivo, ocurre más”.
Regulación del reloj biológico
Uno de los factores más importantes que lo provocan es la alteración de los ritmos circadianos del paciente. «Los ciclos de sueño, que en una persona sin alteraciones cognitivas se repiten de forma cíclica y natural regidos por nuestro reloj biológico interior, no se dan con la misma regularidad en enfermos con demencia. Ellos carecen de ese aviso natural que nos da nuestro cuerpo y que nos dice cuándo debemos dormir y cuándo despertar», aclara Conchita García coordinadora de la Dirección Asistencial de Sanitas Mayores.
Asimismo, García añade que uno de los responsables de la regulación del sueño en los humanos es la melatonina, una hormona natural que segrega la glándula pineal durante la noche. Esta hormona, por lo tanto, se encuentra claramente disminuida en enfermos con demencia. “Cuando se acerca la hora de dormir, las personas que padecen este síndrome presentan agitación y comportamientos como tirar, coger o manosear objetos. Así como relatar monólogos o provocar discusiones”, incide García. En la misma línea, Curto dice que “debido a ese estado de nerviosismo es frecuente la deambulación, lo que desencadena insomnio durante la noche”.
¿De qué manera se puede tratar?
Ambos especialistas apuntan una serie de medidas para afrontar el sundowning:
- Medidas ambientales: tener una correcta iluminación nocturna, así como reducir paulatinamente el nivel de ruido del lugar donde se encuentre el enfermo. Por la mañana tener una iluminación creciente, especialmente a partir de las 6 y las 9, para ayudar al paciente en la reorientación.
- Medidas de planificación: la restricción del sueño durante el día puede mejorar el sueño nocturno. Se puede mantener a la persona ocupada mediante actividades simples, repetitivas, que no supongan mucho esfuerzo. También es recomendable proporcionar técnicas de higiene del sueño y supervisar al paciente durante la noche.
- Medidas médicas: tratamiento y seguimiento médico adecuado, así como una correcta supervisión supondrán un abordaje eficaz.
- Medidas nutricionales: estados de desnutrición pueden precipitar situaciones de agitación. La revisión dietética, la restricción de dulces y de consumición de cafeína, una conveniente hidratación y aporte proteico son de vital importancia. Es muy recomendable convertir las comidas en un hábito y crear una rutina.
En este sentido Curto explica que se puede tratar también a través de medidas farmacológicas. “Llega un momento en que si el paciente tiene unos niveles muy altos de agitación o de ansiedad, y que le puedan afectar a él o a otras personas de manera grave, hay que echar mano de esos fármacos, pero siempre hay que usarlos con la menor dosis posible y durante un tiempo controlado. La idea no es prescribir una medicación que le deje dormido, sino que sea beneficiosa para minimizar ese síntoma que le provoca una molestia,
ya que queremos mejorar la calidad de vida de esa persona”.
Además, Curto afirma que la mejor manera de prevenir este síndrome es conocer a la persona que tratamos. “Si sabemos que una persona a partir de las cinco de la tarde se empieza a agitar o a poner nerviosa en un entorno determinado, puesto que ya conocemos su patrón lo mejor será retirarlo de esa sala, que haga otras actividades en otro sitio más apartado, con una menor estimulación lumínica o sin demasiado ruido. Al final, conocer al máximo a la persona nos va permitir el establecer mejor las medidas preventivas que le vayan bien. En estos casos lo mejor es la individualización”, concluye el especialista.