Alergia a las proteínas de leche de vaca

Alergia a las proteínas de leche de vaca

4 diciembre, 2020 0 Por dropharma_admin

La alergia a proteínas de la leche de vaca es la más frecuente entre los niños menores de dos años. La complejidad de llevar una dieta exenta de leche es grande, pero con estos consejos para padres podréis conseguirlo.

Qué es la alergia a las proteínas de leche de vaca

La alergia a las proteínas de la leche de vaca, que habitualmente se abrevia APLV, es una reacción inmunológica adversa por la que nuestro organismo reconoce como extraño y dañino algún componente del alimento, llamado antígeno. En este caso, la sustancia que se interpreta como perjudicial está presente en las proteínas de la leche de vaca entre las que se encuentran caseínas, seroproteínas, lactoglobulinas, etcétera.

La mayoría de las reacciones alérgicas están producidas por la caseína. El organismo, que reconoce al antígeno, crea anticuerpos denominados inmunoglobulinas para luchar contra él. Y la unión de estos componentes genera la cadena de síntomas. La diferencia fundamental entre una alergia y una intolerancia es que en la primera ha de haber una respuesta por parte del sistema inmunológico y las intolerancias suelen tener sintomatología digestiva.

La prevalencia de esta alergia en niños de hasta 2 años de edad es del 2%, porcentaje muy elevado que atribuye a la alergia a las proteínas de la leche de vaca el primer puesto en alergias alimentarias infantiles. A partir de los 2 años de edad, esta alergia suele ir remitiendo de manera espontánea dejando pocos casos en la edad adulta. Aproximadamente, a partir de los 6 años, el 90% de los casos de esta alergia ha remitido. Cuando no sea así, hay muchas probabilidades de que sea una alergia definitiva para toda la vida.

Asimismo la edad de aparición de la reacción inmunológica está directamente relacionada con su mejor o peor pronóstico. Cuanto más temprano se desencadene el proceso, más probabilidades existen de que remita con el paso de los años.

Síntomas de la alergia a las proteínas de leche de vaca

La sintomatología de la alergia a las proteínas de leche de vaca (APLV) suele desencadenarse de forma bastante rápida tras el consumo de este alimento. Habitualmente antes de los 60 minutos después de su ingesta. La presencia de más o menos cantidad de síntomas depende de factores personales y cuanta mayor sea la sensibilidad a los antígenos de la leche, más cantidad de ellos aparecerán y de manera más intensa.

Asimismo, los síntomas de la APLV se pueden activar por la ingestión de los alimentos, pero en casos especialmente sensibles, también por el contacto directo con la piel o a través de otro vehículo, por ejemplo, mediante besos.

  • Los síntomas más comunes de la alergia a las proteínas de leche de vaca, presentes en la inmensa mayoría de los pacientes, son de tipo cutáneo: picazón, prurito, enrojecimiento, hinchazón, dermatitis.
  • A continuación, y según la gravedad de la sensibilidad, se encuentran por frecuencia, los síntomas digestivos como náuseas, vómitos, diarreadistensión y dolor abdominal.
  • Y como síntomas respiratorios más frecuentes está la tos, rinoconjuntivitis y estridor o pitido al respirar.
  • Como síntoma más grave se encuentra la anafilaxis, que consiste en una reacción inmunológica generalizada, que afecta a varios sistemas simultáneamente y que puede llegar a resultar fatal.
  • Ante la sospecha de la existencia de alergia a proteínas de la leche de vaca, debido a presencia de síntomas tras su ingestión o rechazo repetido del bebé a tomar ese alimento, los padres deberían comunicar el problema al pediatra que será el encargado de solicitar las pruebas diagnósticas, que serán realizadas por un especialista en alergología. 
  • En primer lugar es común realizar una exhaustiva encuesta dietética a los responsables de la alimentación para relacionar ingestión con presencia de sintomatología. Al mismo tiempo, la entrevista con los padres tratará de determinar aspectos concretos sobre las crisis como frecuencia y duración; presencia de dermatitis en la familia o alimentación materna o artificial. 

A continuación, se realizan pruebas cutáneas de contacto con el alérgeno para determinar la velocidad, grado e intensidad de aparición de bultos rojos en la piel. Los lugares más comunes son los brazos y la espalda, aunque también se pueden localizar en otras zonas. Asimismo, se puede realizar una analítica de sangre para determinar la cantidad de la Inmunoglobulina E, un anticuerpo que estará aumentado en el caso de que exista la alergia a alguna proteína de la leche de vaca.

Con estas determinaciones de manera previa, las pruebas de provocación oral, en las que se ingiere una cantidad controlada del alimento conflictivo y se valoran los síntomas, no suelen resultar necesarias.

Prevención y tratamiento de la alergia a las proteínas de leche de vaca

Parece que la lactancia materna mitiga el inicio de la alergia a las proteínas de leche de vaca (APLV) y, en la mayoría de los casos, los síntomas se ponen de manifiesto cuando se comienza a simultanear la lactancia materna con la lactancia artificial, ya que entonces el niño ingiere cantidades más grandes del antígeno presente en la leche del biberón.

En cuanto a la prevención de la APLV, es interesante señalar el dato del componente genético de la presencia de alergia. Así, los niños con padres alérgicos tienen más probabilidades de padecer una alergia. Si esto sucede, ya se pueden establecer medidas preventivas, como es el hecho de evitar la introducción precoz de leche de vaca en la diversificación alimentaria o la prolongación de la lactancia materna todo lo posible. En este caso, la madre lactante deberá seguir una dieta apta para alergia a proteínas de leche de vaca.

Cuidados y alternativas en la dieta del niño con APLV

En el caso de que el diagnóstico a través de una exhaustiva encuesta dietética contrastada con pruebas cutáneas y de provocación, dictamine que el niño padece alergia a proteínas de leche de vaca y no otro proceso malabsortivo, habrá que llevar a término una estricta dieta de exclusión del alimento que provoca la reacción inmunológica. Así, habrá que eliminar de la dieta la leche de vaca, y de otras especies animales por su similitud en cuanto a las proteínas conflictivas. Por supuesto, también será obligatorio eliminar cualquier producto elaborado con leche de vaca: derivados lácteos como yoguresquesos, flanes, natillas, mantequilla, salsas tipo bechamel, helados, cuajadas y similares.

Pero la dieta de exclusión no termina aquí. En la industria alimentaria, farmacéutica e, incluso, cosmética, se usan diversos componentes lácteos a modo de aditivos y podemos encontrar leche camuflada denominada caseinato, suero de leche, lactato ferroso, color caramelo, etcétera. La presencia de estos aditivos en alimentos como pan, fiambres, embutidos, golosinas, bollería, zumos, cereales hace que haya que vigilar muy de cerca todos los ingredientes y fijarse bien en las etiquetas de los productos que compramos.

En casos especialmente severos de alergia a las proteínas de leche de vaca, habrá que tener en cuenta también las trazas de ingredientes en los alimentos. En muchas etiquetas se puede leer la leyenda: “puede contener trazas de…” lo que significa que puede existir una contaminación en este producto porque en la misma empresa o recinto donde se fabrica o embala, también se trabaja con algún alimento que contiene el alérgeno en cuestión.

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Como productos alternativos al consumo de leche de vaca se pueden administrar diferentes hidrolizados procedentes de la leche donde las proteínas han sido parcialmente rotas y han perdido su poder antígeno; fórmulas de origen vegetal, especialmente las de soja si no hay sintomatología digestiva y fórmulas elementales donde las proteínas se encuentran totalmente partidas en sus componentes básicos, aminoácidos.

Consejos para padres de niños con alergia a las proteínas de leche de vaca

  • Elegir, siempre que sea posible, alimentos naturales o poco procesados para evitar la presencia de compontes lácteos camuflados.
  • Leer atentamente el etiquetado de alimentos, bebidas y fármacos para identificar posibles compuestos con presencia láctea.
  • Reservar vajilla, cubiertos, cacerolas, tablas de cortar, vasos, etcétera, exclusivos para el miembro o miembros de la familia con alergia a proteínas de la leche de vaca y no mezclar utensilios que puedan contaminarlos.
  • Informar siempre que se vaya a comer fuera de casa del problema de alimentación del niño y, si no existe la seguridad en los platos, llevar una comida de emergencia.
  • Estar alerta y vigilar siempre la aparición de cualquier tipo de sintomatología indicativa de APLV.
  • Seguir estrictamente las pautas recomendadas por su pediatra, médico o especialista en alimentación.
  • Llevar una alimentación lo más variada, completa y saludable posible dentro de las restricciones que aconseje la alergia.