Estreñimiento infantil
23 octubre, 2024 0 Por dropharma_adminQué es el estreñimiento infantil y cómo identificarlo
el estreñimiento infantil es una de las patologías más frecuentes en Pediatría, ya que puede ocurrir tanto en recién nacidos y bebés de pocos meses, como en niños más mayores. Supone entre un 3% y un 5% de las consultas pediátricas generales, y hasta un 25% del volumen de consultas especializadas en gastroenterología pediátrica. Consiste en la disminución de la frecuencia de las deposiciones, o bien que éstas sean muy duras produciendo dolor en la evacuación.
Aunque el estreñimiento infantil puede ser debido a distintas causas en función de la edad a la que se presente, en la mayoría de los casos el problema se resuelve con una dieta adecuada e instruyendo al niño en hábitos saludables. Existen múltiples fármacos que pueden, además, solucionar problemas puntuales de estreñimiento agudo, pero deben ser siempre prescritos por un pediatra.
¿Cuándo se considera que el niño está estreñido?
La definición de estreñimiento en la infancia no es algo unánime, ya que la frecuencia normal de deposiciones varía según la edad. La media en un recién nacido es de 2-3 deposiciones al día, y al final del primer año lo normal son entre 1 y 2 deposiciones/día. En preescolares y adolescentes, igual que en adultos, la frecuencia normal va desde tres deposiciones/día a tres deposiciones a la semana. Por lo general, los niños entre uno y cuatro años defecan al menos una vez al día.
Como norma general, hablamos de estreñimiento infntil cuando la frecuencia de las deposiciones es menor a tres veces por semana, o cuando se está más de tres días seguidos sin deponer, o bien cuando las heces son muy duras y secas y producen dolor en la evacuación.
El estreñimiento crónico en los niños mayores de cuatro años se asocia con frecuencia a encopresis, que se define como el escape involuntario de heces debido a retención fecal. A menudo es una forma frecuente de presentación del estreñimiento, y puede ser un marcador fiable de la severidad del mismo y de la efectividad del tratamiento.
Se denomina estreñimiento funcional si no se encuentra una causa orgánica o patológica que lo justifique, lo cual es lo que ocurre en la mayoría de los casos (95%). Actualmente la Asociación Española de Pediatría se basa en algunos criterios para diagnosticar a un niño de estreñimiento. El diagnóstico ha de incluir al menos dos de los siguientes criterios, que deben presentarse como mínimo una vez por semana durante al menos dos meses:
- Menos de tres deposiciones a la semana.
- Al menos un episodio de incontinencia fecal por semana.
- Existencia de posturas o actitudes retentivas para evitar la defecación.
- Defecación dolorosa.
- Heces de gran diámetro en el recto o palpables a nivel abdominal.
- Deposiciones excesivamente voluminosas que obstruyen el W.C.
Causas del estreñimiento infantil en bebés y niños
Causas del estreñimiento en los niños
Las causas orgánicas del estreñimiento infantil, como puede ser la alteración anatómica de colon y recto, son algo infrecuentes (estenosis anal, megacolon, oclusión intestinal…). Así pues, en la mayoría de las ocasiones el estreñimiento se asocia a hábitos alimenticios inadecuados, como una dieta pobre en agua y fibra, aunque también puede deberse a otras causas.
El último tramo del aparato digestivo está formado por el colon, donde los restos alimentarios procedentes del estómago e intestino delgado van perdiendo su contenido en agua para transformarse en el residuo final, las heces. La parte final del colon es el recto y éste se comunica con el exterior a través del ano. Cuando la dieta es rica en agua y fibra, las heces son más blandas y su tránsito a través del colon y recto es más fácil y poco doloroso. En cambio, una dieta pobre en líquidos y en fibra (obtenida fundamentalmente a partir de frutas y verduras) tendrá como consecuencia unas heces duras y compactas que serán difíciles de eliminar. Por ello la masa fecal queda retenida en el recto más tiempo, perdiendo cada vez más agua y endureciéndose cada vez más.
Si las heces son muy duras, su evacuación puede producir incluso pequeñas erosiones en la mucosa anal llamadas fisuras, que son muy dolorosas. En los niños esto puede provocar que aparezca un miedo a la defecación, que puede contribuir a perpetuar el problema del estreñimiento, creando un círculo vicioso que hay que saber identificar lo antes posible.
¿Qué situaciones favorecen el estreñimiento infantil?
Las situaciones o factores que pueden dar lugar a estreñimiento infantil funcional son:
- Alimentación pobre en agua y líquidos, con exceso de zumos y bebidas azucaradas o energéticas con bajo contenido en agua. La hidratación insuficiente puede endurecer las heces, lo que dificulta su expulsión. Los niños que no beben suficiente agua o líquidos saludables tienen más probabilidades de estreñirse, ya que el cuerpo extrae más agua de las heces en el intestino, haciéndolas secas y duras.
- Falta de fibra: ingesta deficiente de frutas y verduras. Los alimentos ricos en fibra (frutas, verduras, cereales integrales) son esenciales para un tránsito intestinal adecuado. Si la dieta es rica en alimentos procesados, carnes, productos lácteos o dulces y pobre en fibra, el niño puede tener dificultades para evacuar.
- Abuso de alimentos astringentes: plátano, patata, arroz, manzana, chocolate y azúcares refinados, como golosinas y chucherías.
- Falta de horarios ordenados para las comidas: muchos niños comen poco en las comidas principales del día, y se dedican a comer entre horas, lo que da lugar a un tránsito digestivo inadecuado.
- Aprendizaje de los hábitos de higiene: el estreñimiento puede comenzar durante la etapa de entrenamiento para ir al baño. Y es que, algunos padres son muy severos a la hora de hacer aprender al niño cuándo tiene que avisar para hacer caca, lo cual puede dar lugar a oposición o rechazo en el pequeño al hecho de ir al baño como mecanismo de control o por miedo.
- Factores psicosociales: cambios en las rutinas y en la vida del niño, como viajar, comenzar la escuela o la guardería, mudarse o tener eventos estresantes o traumáticos en la familia (fallecimiento, separación, cambio de ciudad…), pueden afectar los hábitos intestinales. La interrupción de las rutinas diarias también puede hacer que el niño ignore las señales para evacuar.
- Inactividad física: la actividad física ayuda a estimular el movimiento intestinal. Los niños que son menos activos físicamente tienen más probabilidades de sufrir estreñimiento, ya que la falta de ejercicio puede ralentizar el tránsito intestinal.
- Retención voluntaria: muchos pequeños retienen las heces por diversas razones, como el miedo a usar el baño, la incomodidad de ir al baño en lugares públicos o el dolor que pueden haber sentido previamente al evacuar heces duras. Este ciclo de retención voluntaria empeora el estreñimiento, ya que las heces se acumulan y se endurecen.
- Factores emocionales y psicológicos: el estrés, la ansiedad o las preocupaciones emocionales pueden afectar los hábitos intestinales de un niño. Los problemas en la escuela, en casa o con amigos pueden llevar a cambios en los patrones de evacuación, incluyendo el estreñimiento.
- Situaciones limitadas en el tiempo: la transición de la leche materna o fórmula a la leche de vaca, o enfermedades febriles o con vómitos, pueden contribuir al estreñimiento.
- Medicamentos: algunos fármacos, como ciertos analgésicos, antidepresivos, antiácidos, anticonvulsivos o suplementos de hierro pueden tener el efecto secundario de causar estreñimiento.
Condiciones médicas subyacentes causantes de estreñimiento
Aunque son mucho menos comunes, en algunos casos (entre un 3% y un 5%), el estreñimiento en los niños puede estar relacionado con condiciones médicas, tales como:
- Hipotiroidismo: una función tiroidea lenta puede ralentizar el metabolismo, afectando también el intestino.
- Enfermedad de Hirschsprung: una afección congénita que causa la falta de nervios en parte del intestino, lo que puede llevar a obstrucción y estreñimiento crónico.
- Alergias o intolerancias alimentarias: algunas intolerancias alimentarias, como la intolerancia a la lactosa o el consumo de ciertos alimentos a los que el niño sea sensible, pueden causar estreñimiento.
Causas del estreñimiento en los bebés
La prevalencia del estreñimiento en bebés lactantes se sitúa entre el 0,3 y el 8% según los estudios. Las causas del estreñimiento en los bebés son diferentes a las del niño mayor de dos años, ya que en este caso la alimentación es predominantemente láctea. Los bebés alimentados con leche materna suelen deponer varias veces al día, aunque como la leche materna se asimila muy fácilmente y apenas genera residuo, puede ser también normal en ellos que estén varios días sin deponer. En estos casos, cuando vuelven a hacer caca tras varios días, ésta no es dura, sino que tiene las mismas características que las deposiciones habituales. Esta es otra ventaja más de las innumerables que posee la leche materna, ya que rara vez un lactante que se alimente sólo de leche materna estará estreñido.
En un bebé alimentado con leche artificial el estreñimiento es más frecuente, ya que esta leche genera más residuos; consideraremos que el bebé está estreñido si depone menos de una vez cada dos o tres días.
La progresiva introducción de la alimentación complementaria en los lactantes también da lugar a un cambio en las características de las deposiciones, pudiendo aparecer un estreñimiento temporal. La lactasa presente en la leche materna facilita en gran medida la expulsión de las heces, y la disminución de su aporte cuando se introducen otros alimentos en la dieta del bebé da lugar a heces más compactas y voluminosas que son más difíciles de expulsar.
Soluciones al estreñimiento infantil
Para solucionar el estreñimiento infantil, en la mayor parte de los casos no hará falta recurrir a medicamentos, sino que siguiendo unas pautas de alimentación y hábitos higiénicos adecuados podremos encontrar la forma de resolver el problema.
Consejos para el estreñimiento del bebé
La Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomiendan prolongar la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, ya que esta tiene un efecto protector sobre el tránsito intestinal. La leche materna contiene una combinación ideal de nutrientes, además de prebióticos naturales que favorecen una digestión adecuada y evitan el estreñimiento. En contraste, se desaconseja la introducción temprana de zumos o infusiones que compitan con la lactancia, ya que estos no aportan los mismos nutrientes y, en algunos casos, pueden empeorar el estreñimiento debido a la baja cantidad de fibra y el exceso de azúcar que contienen.En el caso de que estén estreñidos, los masajes abdominales suaves en sentido de las agujas del reloj son una recomendación común para aliviar el estreñimiento en bebés. Esta técnica puede estimular el movimiento de los intestinos y favorecer una evacuación más fácil. Las sociedades pediátricas sugieren esta técnica como una opción no invasiva y segura para mejorar el confort del bebé y aliviar episodios de estreñimiento leve.
Por otro lado, los baños de agua templada también pueden ser útiles, ya que relajan los músculos abdominales y del esfínter, lo que facilita la evacuación. El calor del agua ayuda a relajar el sistema digestivo del bebé, según lo indicado por médicos especialistas en gastroenterología pediátrica.
Si se trata de un estreñimiento agudo, la estimulación rectal suave con un termómetro o sonda de punta roma puede ser una solución puntual. No hay que hacerlo como norma, porque el bebé se puede acostumbrar y su cuerpo tiene que aprender a utilizar el esfínter anal sin ayuda externa.
Los supositorios de glicerina también son una solución ocasional para problemas de estreñimiento agudo o transitorio. Estas opciones están generalmente bien toleradas y se pueden utilizar de forma puntual en menores de un año para ayudar a evacuar sin causar daño. Sin embargo, las sociedades pediátricas, incluida la AAP, señalan que el uso prolongado de supositorios o laxantes en bebés debe ser evitado, ya que puede interferir con el proceso natural de aprendizaje de la defecación.
Si la situación se prolonga, siempre habrá que consultar al pediatra para que descarte otras causas o indique un tratamiento farmacológico, si es necesario.
Consejos para el estreñimiento de niños mayores
En el caso de niños mayores, algunas pautas que pueden solucionar un problema de estreñimiento son las siguientes:
Cambios dietéticos:
En primer lugar, es necesario hacer algunos cambios en la dieta del menor:
- Aumentar el consumo de agua: al menos dos vasos de agua al día, incrementando su consumo en verano hasta un 25%. El agua contribuye a ablandar las heces y prevenir el estreñimiento.
- Aumentar la cantidad de alimentos con fibra: frutas con piel, verduras enteras, legumbres… Las palomitas de maíz, por ejemplo, son ricas en fibra. En niños, se recomienda consumir al menos entre 3 y 5 raciones de fruta y verdura al día, lo que contribuye a prevenir problemas digestivos.
- Cocinar con aceite de oliva, incluso añadiendo una cucharada extra.
- Evitar exceso de alimentos astringentes: patata, zanahoria, manzana, arroz… son alimentos que tienden a endurecer las heces y, por lo tanto, deben consumirse con moderación en niños con tendencia al estreñimiento.
- Incluir en la dieta alimentos laxantes: el kiwi y las ciruelas son especialmente recomendados por su efecto laxante natural, aunque no deben administrarse a menores de un año.
Cambios higiénicos:
Otros cambios en el estilo de vida del niño puedes ayudar a mitigar el estreñimiento:
- Deporte y actividad física: está comprobado que practicar de forma habitual ejercicio físico en la niñez se asocia a un tránsito digestivo regular. El movimiento y la actividad física, como correr, nadar o jugar al aire libre, estimulan los músculos del abdomen y del intestino, lo que facilita el movimiento de las heces a través del tracto digestivo. Además, fomenta hábitos saludables que los niños pueden mantener a lo largo de su vida.
- Establecer un patrón regular para ir al baño: sentar al niño en el baño durante unos 10 minutos después de las comidas, e insistirle en que no se aguante cuando tenga ganas. Poco a poco irá estableciéndose un hábito y tránsito regular. Nunca hay que reprenderle o castigarle por este motivo, ya que puede generar conductas de miedo ante la defecación que favorecen el estreñimiento.