Uveítis

Uveítis

20 abril, 2022 0 Por dropharma_admin

Las uveítis o inflamaciones de la úvea suelen estar asociadas a otra patología o producirse a consecuencia de una infección, aunque a veces no se conoce su causa. Te explicamos cómo reconocer y tratar esta afección.

Las uveítis son inflamaciones de la úvea, que es una de las tres capas concéntricas, pegadas entre sí, que forman el ojo junto a la esclera y la retina:

  • Esclera: es la capa más externa, de color blanco y opaca, que se ve desde fuera en todo el ojo menos en la córnea, que es trasparente y deja ver el iris y la pupila. Es la capa que protege el interior del ojo y le da consistencia.
  • Retina: es la capa más interna y la parte del ojo que nos permite ver, ya que envía las imágenes al cerebro.
  • Úvea: se encuentra entre medias de la esclera y la retina. De forma sencilla, podemos dividir la úvea en dos segmentos: anterior y posterior. El segmento anterior es más fácil de identificar, porque lo forma en su mayor parte el iris y también los cuerpos ciliares, que tienen dos funciones: se encargan de enfocar las imágenes al estirar o relajar el cristalino, y además secretan el humor acuoso, un líquido que rellena la parte anterior del ojo y nutre la esclera. Al segmento posterior de la úvea se le conoce como coroides, y está repleta de vasos sanguíneos que facilitan el metabolismo de la retina; contiene además el epitelio pigmentado que, como los melanocitos en la piel, detiene los rayos luminosos del exterior.

Causas de uveitis

Las causas por las que se produce una uveítis son diversas, y en muchos casos ni siquiera se conoce su origen, pero las más frecuentes son:

Tipos de uveítisHay dos tipos de uveítis, dependiendo de la zona de la úvea que se encuentre afectada. La inflamación puede ocurrir también en toda la úvea –lo que se conoce como panuveítis–, pero si se produce en uno de los dos segmentos, se distinguen dos tipos de uveítis: uveítis anterior y uveítis posterior. En ocasiones, a las uveítis posteriores se les llama erróneamente retinitis. También puede ser que la uveítis aparezca de forma aguda, súbita y con mucho dolor, o de forma crónica, poco a poco, dañando más la visión, y formando granulomas o cicatrices dentro del ojo.

Uveítis posteriores: síntomas, diagnóstico y tratamiento

Las uveítis posteriores suelen ser crónicas, y además la coroides está en contacto íntimo con la retina, por ello no aparece dolor con tanta frecuencia. Veamos sus síntomas característicos, cómo se diagnostican, y cuál es su tratamiento.

Síntomas de uveítis posterior

Los síntomas principales de las uveítis posteriores son visuales. Las personas que la padecen comienzan a ver miodesopsias -más conocidas como ‘moscas volantes’- en exceso, aunque se trata de un fenómeno que, puntualmente, también aparecen en ojos sanos. Otra característica que se puede apreciar en estos pacientes es que su agudeza visual disminuye, es decir, su capacidad de distinguir objetos o leer carteles a cierta distancia empeora.

Diagnóstico de uveítis posterior

El oftalmólogo realizará un fondo de ojo, una técnica que permite ver el interior del ojo y la superficie de la retina a través de la pupila. En las uveítis posteriores se observará que el interior del ojo es turbio y la superficie retiniana está llena de manchas blancas y amarillas, todo ello producto de la inflamación y sus desechos. Además, hay inflamación de los vasos sanguíneos y alrededor de ellos (parecen estar envueltos en membranas). Esta inflamación de la coroides abomba además la retina y se facilita el desprendimiento de retina de tipo exudativo.

Una vez que se determina la presencia de una uveítis posterior, se debe realizar un diagnóstico etiológico, es decir, identificar la causa de esta inflamación, que en este caso suele deberse a una infección bacteriana, vírica o parasitaria.

Tratamiento de la uveítis posterior

La base del tratamiento de las uveítis posteriores es eliminar la causa si se conoce. De forma secundaria, la inflamación se puede paliar utilizando corticoides o medicamentos que suprimen el sistema inmunológico (por ejemplo la ciclosporina).

Uveítis anteriores: síntomas, diagnóstico y tratamiento

Las uveítis anteriores son con más frecuencia agudas. Veamos sus síntomas característicos, cómo se diagnostican, y cuál es su tratamiento.

Síntomas de la uveítis anterior

Los síntomas que caracterizan a las uveítis anteriores son el dolor y que el ojo está en situación defensiva: muchas lágrimas, fotofobia (rechazo a la luz) y blefaroespasmo (párpados cerrados con mucha fuerza). Esto hace que sea difícil explorar correctamente al paciente.

Diagnóstico de la uveítis anterior

Cuando una persona presenta los síntomas descritos hay que observar el ojo desde fuera en busca de signos que nos orienten hacia una uveítis aguda, y para ello se utiliza la lámpara de hendidura. El ojo está rojo debido a la inyección ciliar, es decir, al aumento del flujo de sangre local. Pueden aparecer nódulos en la superficie o el borde del iris, que además siempre estará muy contraída, haciendo que la pupila sea muy pequeña. El iris de este modo está en íntimo contacto con el cristalino y la esclera, pudiendo fusionarse con ellos puntualmente a causa de la inflamación (sinequias). Tras la córnea pueden aparecer flotando en el humor acuoso células (fenómeno de Tyndall), que se pueden acumular en la zona más inferior, y provocar lo que se conoce como hipopion (acumulación de leucocitos y sustancias purulentas en la cámara anterior del ojo).

Tratamiento de la uveítis anterior

El tratamiento de la uveítis anterior consistirá en disminuir el dolor y frenar la inflamación. La identificación del factor causante de la uveítis anterior no es tan importante como en las uveítis posteriores, ya que lo más frecuente es que la causa sea desconocida. Se utilizan midriáticos, fármacos que dilatan la pupila y evitan esa contracción sostenida del iris que causa la mayor parte del dolor; además, al dilatar la pupila, se evitan las sinequias. También se utilizan corticoides, tanto a nivel local como intravenosos. Nunca se deben utilizar anestésicos locales, ya que insensibilizan la córnea y ésta se daña al disminuir el parpadeo.

Afecciones que pueden cursar con uveítis posteriores

Existen determinadas patologías o infecciones que suelen provocar la aparición de uveítis posteriores, las afecciones más comunes son:

Toxoplasmosis

La toxoplasmosis está causada por el Toxoplasma gondii, un parásito que se transmite por el contacto con excrementos de gatos y otros felinos. El parásito se disemina por todo el organismo –el infectado desarrolla un cuadro similar a una gripe, que no tiene importancia, excepto si hay un embarazo en curso–, y permanece latente en todos los órganos del cuerpo, entre ellos el ojo.

En la edad adulta, el toxoplasma puede reactivarse cuando el sistema inmune está debilitado, y aparece entonces una uveítis posterior, afectándose la retina con cicatrices negruzcas. Es la causa más frecuente de uveítis posterior, y también puede causar uveítis anterior al mismo tiempo (panuveítis). El tratamiento es el mismo que para cualquier toxoplasmosis: sulfadiacina, pirimetamina y ácido fólico.

Citomegalovirus

El citomegalovirus es un virus del grupo de los herpesvirus cuya principal característica es que son virus capaces de infectar al ser humano y permanecer latentes en el interior de las células. Se transmite por contacto de secreciones, principalmente por vía sexual, sin causar síntomas de importancia (un cuadro gripal a veces), y la mayor parte de la población ha tenido contacto con este virus.La reactivación del citomegalovirus en el ojo sucede cuando el sistema inmune del infectado está gravemente debilitado, como en el caso de los infectados por el virus del sida. De hecho, es la causa más frecuente de uveítis posterior y ceguera en los pacientes con sida. No causa dolor, y en el fondo de ojo se ven hemorragias y microinfartos de la retina, que dan un aspecto de ‘pizza de mozzarella y tomate’. El tratamiento del citomegalovirus, cuando aparece clínica grave, es el ganciclovir o foscarnet por vía intravenosa.

En ocasiones, la inmunosupresión en las personas con sida es tan grande que aunque el citomegalovirus se active, el sistema inmune no le ataca y no se produce inflamación. Sin embargo, cuando se comienza la terapia antirretroviral contra el sida (TARGA) el sistema inmune mejora y puede aparecer entonces una uveítis posterior; paradójicamente, forma parte del conocido síndrome de reconstitución inmune.

Candidiasis

La candidiasis se debe a la Cándida, una levadura que infecta al ser humano con cierta frecuencia en la piel y mucosas, pero en pacientes inmunodeprimidos es capaz de causar infecciones internas. Para poder sospechar su presencia tiene que haber una vía de entrada a la sangre por la que pueda pasar la Cándida; las más frecuentes son los catéteres venosos en los hospitales y las jeringuillas en los adictos a drogas por vía parenteral. El fondo de ojo se ve borroso, como si el ojo estuviese lleno de algodones. El tratamiento se basa en antifúngicos, como la anfotericina B intravenosa.