Eustrés y estrés
27 agosto, 2021El estrés es uno de los factores de riesgo psicológico más perjudiciales para nuestra salud física y mental, pero tiene un antagonista, con el que comparte ciertas características en cuanto a los patrones de activación física se refiere, pero que resulta beneficioso para el bienestar físico y emocional, se trata del eustrés (o estrés positivo) y, si lo experimentas, estar estresado puede convertirse en una fuente de satisfacciones.
El estrés es un proceso emocional que se inicia cuando aparece un incremento de las demandadas externas y el individuo debe hacerles frente. Para ello, el organismo inicia un proceso completamente sano y adaptativo, que es el proceso de estrés, liberando una serie de recursos físicos y biológicos que cubran dichas demandas. Se considera, por lo tanto, que el estrés es un proceso adaptativo y de emergencia.
Tradicionalmente se creía que todas las personas reaccionaban igual al estrés y que existía por lo tanto un patrón unitario semejante en todos los individuos cuando debían dar respuesta a una situación estresante. Se hablaba entonces del Síndrome General de Adaptación (SGA), enunciado por Selye, y que se divide en tres fases: fase de alarma, nada más aparecer la situación estresante, por ejemplo, una discusión de pareja, el organismo libera recursos como el aumento de la frecuencia cardiaca, tensión muscular, etcétera, para hacer frente al estrés; fase de resistencia, cuando el estresor se mantiene, por ejemplo una mala relación de pareja, el organismo mantiene los niveles de activación para seguir haciendo frente al estresor; y fase de agotamiento, el organismo no puede mantenerse.eternamente con unos niveles de estrés elevados sin controlar, por lo que pueden aparecer en esta última fase los problemas de salud física, mental y de relación social.
Eustrés versus estrés: diferencias entre estrés positivo y negativo
Entre los cambios que el organismo lleva a cabo cuando está estresado destacan todos los relacionados con la activación del sistema nervioso autónomo simpático como el aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, tensión muscular, cambios en la resistencia y conductancia de la piel, cambios del prh estomacal, etcétera. Cuando estas reacciones se mantienen en el tiempo aparecen los denominados trastornos psicofisiológicos, un grupo de problemas con entidad médica reconocida, pero en los que los factores psicológicos como el estrés pueden intervenir en su génesis, mantenimiento o recuperación (por ejemplo, hipertensión arterial esencial, colon irritable, insomnio, cefaleas, disfunciones sexuales, arritmias primarias…).En la actualidad, al SGA de adaptación hay que añadirle las variables cognitivas para disponer de una explicación completa del estrés, ya que es sabido que no todo el mundo vivencia el estrés de la misma manera. Desde el modelo transaccional del estrés se considera que es muy importante la valoración cognitiva que hacemos de la situación estresante. Dependiendo del valor que demos a la situación y de la creencia que tengamos acerca de nuestra capacidad de afrontamiento podremos pasar de valorar una situación como estresante a valorarla como desafiante. Esto último conecta con el término eustrés (o estrés positivo), cuyas características a nivel de reactividad biológica son las mismas que en el caso del estrés pero que, sin embargo, a nivel cognitivo o emocional te puede vivir como algo positivo o desafiante, es el caso por ejemplo de preparar un viaje, los trámites para comprar una casa, tener un hijo, iniciar un nuevo proyecto laboral o formativo, siempre y cuando el sujeto valore la situación como algo positivo o deseable. Es por ello que muchos aciertan al decir que el eustrés es la forma “benigna” del estrés, ya que del mismo se obtienen sensaciones placenteras que proporcionan la vitalidad necesaria para enfrentarnos a una experiencia estresante.
Síntomas del estrés y del eustrés
A los cambios físicos que desencadena el estrés que se describen en el apartado anterior, como insomnio, cefaleas o disfunciones sexuales, hay que unirles tal vez aquellos que lo retroalimentan e influyen en nuestra conducta diaria, y que son las sensaciones y pensamientos negativos que genera el estrés en general.
Entre ellos cabe destacar la sensación de indefensión, abatimiento, frustración, cansancio, irritabilidad, inseguridad, baja autoestima, ira, sentimiento de culpa, etcétera, todo ello acompañado por una sensación de bloqueo mental de la persona que dificulta la capacidad de toma de decisiones y que, por lo tanto, incrementa aún más las situaciones de estrés
Por su parte, si bien como hemos dicho, el eustrés conlleva prácticamente los mismos cambios físicos que el estrés, a nivel emocional supone experiencias bien distintas a éste como el sentimiento de satisfacción, vitalidad, energía, sensación de crecimiento personal, optimismo e incremento de la autoestima y del sentimiento de confianza en uno mismo. La clave para diferenciar uno de otro es hacer una instrospección y darse cuenta de si lo que nos agobia y estresa es algo que deseamos o no, de esta manera podremos diferenciarlo de manera rápida.
El eustrés, por lo tanto, se ve acompañado de emociones positivas, además nos llena de una sensación placentera de impaciencia, como por ejemplo en el caso del eustrés en la espera de un hijo o de la compra de una casa. Estas sensaciones no sólo pueden mejorar nuestra calidad de vida sino suponer también un factor protector para la salud.
Consejos para experimentar eustrés en lugar de estrés
Las personas no nacemos aprendiendo a gestionar el estrés para convertirlo en eustrés. Existen cursos o terapias estructuradas que pueden enseñarte a hacerlo siendo las intervenciones de gestión del estrés algunas de las más extendidas en la actualidad. Por tu parte, también puedes introducir cambios en tu vida que te permitan controlar el estrés malo convirtiéndole en estrés bueno. Para ello, aquí tienes seis consejos fáciles de poner en práctica:
- Controla los pensamientos negativos que te restan competencia. Por ejemplo, en lugar de pensar en todo lo que necesitarías saber para afrontar una situación estresante, céntrate en lo que ya sabes y plantéate cómo adquirir las habilidades y conocimientos de los que todavía no dispones.
- Trata de ser tú la primera persona con la que debes contar para tomar decisiones importantes en tu vida. No creas en otros que consideras más fuertes que tú, ni delegues en ellos. La primera opinión es la tuya y debes tomar siempre tus propias decisiones, ya que será a ti a quien afecten las consecuencias positivas o negativas de las mismas.
- No magnifiques los problemas; intenta dar una importancia relativa a las cosas. Es muy importante, además, que te centres en cómo resolver los problemas más que en cómo te están afectando. Por ejemplo, si te llevas mal con un compañero de trabajo plantéate cómo puedes actuar para que la situación resulte lo más llevadera posible, en lugar de estar quejándote a terceros.
- ncorpora técnicas de relajación y actividad física en tu vida, además de tener unos hábitos saludables en cuanto a alimentación y sueño se refiere. Elimina los tóxicos de tu vida en la medida de lo posible (alcohol, tabaco, etcétera). Si tienes sueño o estás cansado escucha a tu cuerpo y descansa lo necesario.
- Proponte disfrutar de los pequeños buenos momentos del día a día; el bienestar emocional no depende tanto de los grandes proyectos como de saborear placeres cotidianos –como una sobremesa o un paseo en buena compañía, o pasar un rato agradable leyendo, viendo una película, o jugando o charlando con tus hijos–, que a veces nos pasan desapercibidos mientras pensamos en las vacaciones o el plan del próximo fin de semana.
- Convierte las dificultades en un reto personal, y felicítate a ti mismo cada vez que consigas hacer algo que a priori te parecía complicado, o que nunca antes habías intentado. Procura seguir aprendiendo cosas nuevas, porque no solo te sentirás más preparado para afrontar los problemas que te surjan, sino que también contribuirás a desarrollar tus capacidades cognitivas (tengas la edad que tengas).